VIOLENCIA DE GÉNERO
Nos
contaba la esposa de un muy querido amigo, que a sus 17 años
le empezó a arrastrar el ala un mozo muy pintón, de
esos que
cuando llegaban a uno de aquellos bailes de hace medio siglo el
mujerío se quedaba impactado con su presencia.
De
lejos parecía el hombre un príncipe de los austríacos, aunque
en verdad bailar no sabía ,pero
se
la ingeniaba para caminar
entre la multitud, con la intención de lograr una buena
pesca.
La
esposa de mi amigo a sus 17 años se sentía muy halagada que el
tal mozo la pretendiera. En ese entonces, la vida de las jóvenes
casaderas
era totalmente distinta
a
nuestro tiempo, porque las familias no dejaban a las niñas de
la casa ni a sol ni a sombra.
Era muy difícil poder conversar
con una joven fuera del entorno familiar. Y una de las
oportunidades era asistir a misa.
La
juventud de entonces si frecuentaba los domingos la Parroquia
mas cercana, era precisamente para tener oportunidad de hablar
con los galanes o las damiselas de la vecindad.
Venían
de misa, Dina – que así se llama la esposa de nuestro amigo –
y el mozo del que hablamos. Era tiempo de verano, y Dina
mientras caminaban sin prisa, de tanto en tanto se detenía para
ayudar algún escarabajo caído, que luchaba por volver sus
pedicelos sobre la tierra. Al tercer coleóptero que se
inclinó para ayudar, el mozo pintón no tuvo las más mínima
misericordia por el insecto y lo aplastó con todo el peso de su
zapato contra el suelo.
Fue
esta actitud de violencia la que alertó a Dina, quien cortó la
relación de inmediato.
No
pasó mucho tiempo, y este hombre sacó a relucir la violencia
que lo poseía: le dió tantas trompadas a la novia que se
supo conseguir,
que la dejó en estado de coma y pocos dÍas después la joven
falleció y el “buen mozo que parecía un príncipe de los
austríacos” pasó a integrar la población carcelaria.
Ojalá
todas las jóvenes casaderas tuvieran la percepción de Dina.
Ella pensó que si ese hombre no era capaz de respetar la
efímera vida de un coleóptero, sus valores humanos ya se
habían perdido o jamás los tuvo.
No
nos engañemos pensado que “cuando nos casemos, yo le voy a
cambiar “.
Nadie
cambia , a menos que nosotros mismos admitiendo nuestros
aspectos negativos, apelando a nuestra VOLUNTAD hagamos cada
día el esfuerzo de superar celos, envidias,
rencores,resentimiento, etc. etc. y nos entreguemos a los
sentimientos mas puros y elevados hacia las personas, los
animales, la Naturaleza toda.
Amáos
a vosotros mismos. Tened en alto la autoestima. No os dejéis
menospreciar, ni bastardear por persona alguna. Ved estas
actitudes como dianas que os están poniendo en aviso de la
realidad de las personas que os abordan con intenciones de
orden negativo.
Analizad
con total neutralidad las situaciones. No os engañéis
edulcorando los hechos o disculpando por tal o cual causa el
motivo de las agresiones.
Quien
de verdad os ama nunca os va a causar intencionalmente daño.
Ilustración: www. fotolog.com
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