COMIC O NO COMIC






Estoy tomando lecciones intensivas de dibujo y coloreo – no mal interpretéis – que si bien pa tener siempre contenta a la Manzanita – mi Mujer – algo manejo las brochas y los engrudos de los empapeláos, pero para esto que me he propuesto, si o si, me tengo que atener a unas cuantas clases de dibujo.

Es que se me ha metido entre ceja y ceja hacer un comic, con cierta historieta  que me contaran en el mercadillo, que cuenta de un príncipe consorte de un siglo pasado - marido de una Reina - guapo, orador de los más encumbrados, culto, casi un sabio, de no haber sido por cierta debilidad que se ha puesto de  alta moda: a él le encantaba promocionar las industrias del Reino, y viajaba por países encantadores y recibía no solo finos agasajos sino obsequios de índoles diversas. 

El consorte - palabra vá palabra viene- participaba a sus anfitriones las excelencias que en materia de industria se imponían en su país natal y sea por el proverbial carisma del que era portador, sea porque sus anfitriones deseaban mejorar sus respectivas naciones, compraban grandes cantidades de  tan excelente industria.

De tan agradecida que es la gente, le remitían al consorte correos diplomáticos que según los mal pensantes contenían obsequios de los contantes y sonantes, amortiguados por títulos de acciones del comercio internacional.
Mas, como este es un Planeta que produce cambios inesperados, los cambios de política en los países amigos permitieron ingresar en funciones unos actuarios de esos que no te dejan número sospechoso en paz. Y saltó a la primera plana de los diarios que en tal país constaban los agradecimientos al esposo de tal Reina.

Horror! La prensa se nutrió con detalles apócrifos o verdaderos y la Reina en persona tomó unas medidas tan drásticas, que no pueden ser aquí mismo reveladas. 

Viéndose amenazado hasta en su virilidad, el consorte tomó una decisión de las salomónicas. Se presentó ante el Tribunal Supremo de su Reino, contó hasta los pormenores de las más que buenas - excelentes ventas que había realizado en favor del País – y se puso a disposición de la Justicia y confesó las comisiones que le fueron adjudicadas por tan favorables ventas.

En el mismo mercadillo se han divulgado además las curiosas acciones de uno  de los magistrados de la Justicia Itinerante y de cómo él mismo en persona cuando se le consultaba por acciones non santas cometidas por no pocos ministros, jefes del Contrabando y de la Evasión de Impuestos agraciados por los gobiernos de turno les sugería ipso facto declararse culpables ante las leyes y luego negociar la situación... Ya no pasaba de aquella última frase. 

Lo siguiente era ver cómo en fracciones de segundos el magistrado – ya basculando sobre sus patinetas - salía huyendo por los pasillos de las jefaturas de Estado, procurando no ser alcanzado por las botas de los edecanes. 


Foto: Pinterest.


Comentarios

Albada Dos ha dicho que…
Uf, este cómic son viñetas de una actualidad rabiosa. Y no tan actual. Una pena. Lo que no sé es si te dejarían pintar, dibujar o lo que sea, tal historieta

Un abrazo
Anónimo ha dicho que…
Hola, Beatriz. Hola a todos.
Estas cosas sólo pasan (se cuentan) en los mercadillos. Ahí, ya se sabe, uno puede encontrar de todo, aunque no todo lo que ahí se encuentra es original...

Esta historieta, membretada en el "queseso", tiene toda la pinta de ser espúrea; mera imitación, vamos. Que las originales, de marca (sea España, sea cualquier otra), suelen ser menos optimistas y bien pensantes. Esta historieta tiene todos los visos de haber sido manufacturada en el país de Nuncajamás, por los delicados dedos y más sensible intelecto de un Hada Madrina.

Cosas así, como apunta Albada, no suceden, ni son de curso corriente en la actualidad. Para ello habría que suponer a un Consorte sincero y justiciero (de los propios logros), que como uno de esos mafiosos de Coppola (pero especialmente Don Vito Corleone) se hagan querer por el público espectador, pese a ser asesinos y extorsionadores (entre otros títulos de semejante jaez).

Pero, claro, en caso de existir un tal espécimen, dejaría con el culo (con perdón) al aire a tanto mamandurrio políticastro de turno (estos sí de rabiosa actualidad).
Por ahí si se nos cuela el producto como auténtico: se parece, se parece... pero no es.

Gracias, Beatriz, por el "divertissement".

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