NOSTALGIA
Esta vez he sío
yo mismo quien marcara el
teléfono de PIERRE, mon ami, que
vive en la Francia.
Mirando un
documental mostrado por una señora
con musha pasta pa
que er Mundo sentere de su paseo
por las calles de París.
Aparte del
disfrute, poco a poco
la nostalgia se apoderó
de nosotros. Qué peatonales,
Santo Cielo ¡! Brillan como
los porcelanatos que se
gastan las empresas
importantes en sus oficinas
y las
señoras copionas que la
copian a la Preysler. Te
caminas entre las
mesillas que los
cafés sacan a
la vereda pa’solaz
de la clientela. Que se vea que
majas, que majas le hacen honor
a sus
sillas ¡!
Mientras los súbditos británicos han entrao a
visitar las granjas
más cercanas a sus
domicilios rebuscando quien – QUIEN! – les venda
aunque mas no sea
unos ajos, unos cebollines,
unas patatas , unas hojas de
verde comestible, los franceses
te hacen recorrer sus
catedrales mismito para Goumets
donde con solo los aromas entras en
los cielos culinarios. No les
falta de ná.
Hay tiestos de
flores por donde
camines. Hasta te encuentras un señor
mayor que te puede vender
sus castañas asaditas , pa
que te acompañen en tu paseo ¡!
“Que también donde tú
vives tenéis buenas
peatonales ¡” , me ha remarcado
Pierre.
Pues si. Las hay. Y hasta en pleno
invierno te tropiezas
con gente sentada
en los portales,
pidiendo limosna con una
cría dormida en los brazos.
Mientras unos mocetes te
cierran el paso y mientras
pujas por librarte
de ellos te roban la
billetera. Y si vas
escaso de dinero, y sin
documentos, se vuelven
para gritarte. “ Anda, roñoso,
mugriento, que ni un par de
miles llevas!”
(Un par de miles a la cotización del día son menos de DIEZ dólares.)
Foto: Paris / Oficina de Turismo de París.
Comentarios
Vámonos a París, por tomar el sol mirando peatones garbosos. Un abrazo