EL HACEDOR DE ZUECOS
Había nacido
como toda la familia, en una aldea
de Laracha, en la Galicia rural a principios del siglo XX.
Poco a
poco se dieron cuenta que el
niño era sordo.
En aquellos
tiempos tan solo los que habían gozado de buena audición usaban una trompetilla. Pero para
aquél niño nada había
que le acercara la
comunicación con su
entorno.
Nunca
se supo muy bien cómo o quien
le enseñó hacer zuecos
de madera. Más aún, ni
familia ni vecinos
supieron jamás que hubiera en las
aldeas más cercanas algún
zoqueiro.
Lo cierto que el
mozo tomaba en sus fuertes brazos varios
trozos de madera, los metía
a una bolsa y
marchaba orondo hasta la
iglesia del lugar.
Nadie
sabía cómo, pero se encaramaba al campanario
y allí a pleno
sol fabricaba los
zuecos. Hasta que el hambre le
vencía y bajaba
de la torre con su
obra metida en la bolsa
y otra más pequeña y larga
donde portaba los restos de
madera que se dejaba alrededor del
cuello como bufanda.
Ilustración: Museo Etnológico de Cantabria / Wikipedia / Zueco
Comentarios
Y cierto regusto a meiga,
Con perfume del Punjab
Y sabrosura gallega.
Sincretismo original,
Con la magia de dos tierras
Cuya singularidad
De la magia se alimenta.
Corto y devoto, Beatriz. Pura magia.
Gracias por tu propuesta.