B I O Y
 Ese  hombre  que  agitó  la  campana  de  bronce  alimenta una  esperanza. 
Pulcrisimo. Guardado  bajo  una  cazadora   color marfil  y  unos  pantalones del mismo  tono. Se  ha  calado  uno de esos  sombreros  que usan  los  ingleses  de  ultramar con  la  intención   de  evitar  no los  rayos  del  sol,  algo  mas  simple.  Las  burdas  miradas  de  la  gente.
Ese  hombre  que  agitó  la  campana  de  bronce  alimenta una  esperanza. 
Pulcrisimo. Guardado  bajo  una  cazadora   color marfil  y  unos  pantalones del mismo  tono. Se  ha  calado  uno de esos  sombreros  que usan  los  ingleses  de  ultramar con  la  intención   de  evitar  no los  rayos  del  sol,  algo  mas  simple.  Las  burdas  miradas  de  la  gente. Es  un  hombre  cuyas fotos   se  insertan  en  páginas  de  diarios  y  revistas , solo  o  acompañado. Se  dice  de él, que pasa  sus  veranos  e una   hermosa  mansión  con  un  parque  de  cedros azules   y  robles  de  los  Balcanes.  
Ahora  espera.  Está  esperando  que   la  joven  pelirroja  abra  la  rústica  puerta   y  tome  el  cacharro  que  va  dentro   del  bolso de  cuero. Para  llegar   hasta  él,  la  joven  debe  recorrer   largos   cien  metros  debajo     de  una  pérgola  de jazmines   y   gorjeos  de  pájaros  silvestres que  inauguran  la  mañana.
 En su  cuaderno de  tapas  bordó la  pasada  noche  el  escribió : 
“Ella  ni  camina   ni  vuela.  Se  adhiere  al  camino  con la  convicción  de  no  herir  baldosas  o  hierbas.  Tiene  la  firmeza  de  las  vestales  que  sostienen  los  restos  del  Partenón. Quisiera  ser   transparente  ante sus  apariciones ,  para   poder   dar  rienda  suelta  a  todos  los  genios  que  llevo  contenidos  en  los  deltas  de  mi  cerebro.  Fidias   bien  podría  raptarla  para  eternizar  las  formas  ideales , seguro  que   para  ella   posar  no  es  mas  celebrado  que   recoger  aguas  en   las  diversas  fuentes  . Ella  no  vive.  Mana  ,  exactamente  como  los  manantiales   y  se  choca   con  las  piedras  claramente, sin  siquiera  decir  a  las  piedras  : Apartaos,  que  ya estoy  aquí 
.  Qué  no  daría   por  ver   su  melena  flamígera   fluyendo  en el  viento  marino  de  la  tarde . Ordenando   a  las  olas  retirarse   para  ella  posar  sus   níveas  plantas   en  la  arena  húmeda    y  salpicada  de  espumas .  Muero  por  sus  ojos  celestes . No  porque  sean  celestes ,  sino  porque  son  dos  mares  de  la  Serenidad   que  me  proyectan   a  la  Luna . Con  alegría  cambiaría  mi  destino  de  hombre,  por  el  del  becerro   que  ella  conduce  hacia  su  madre... “
 Aquí  está. Abriendo  ya  la  puerta  .
” En  el  punto  del  esbozo  dejado  por  Fidias. Ni  mujer  ni  ángel.  Ni el  espacio  la  hiere   ni  el  tiempo  la  avasalla.  La  Geometría  debe renunciar  sus  esquemas,  invadirse  de  puntos  indudables  como estrellas  convictas  a  repetir  eternas  sus  danzas  siderales  ...”
 -No  hay  suerte ,  Don  Adolfo  Bioy.  Padre  se  ha  puesto  malito  y   hoy  solo  el  ternero  beberá  la  leche  de  la  vaca.   Tal  vez  el  próximo  domingo.
 -Tal  vez  el  próximo domingo ... - copia   la  voz   de  Bioy  con  esperanza. Mientras   la  vestal   echa  llave   a  la  puerta.

Comentarios
¡Qué lindo! D.Adolfo Bioy Casares,magnífico escritor argentino,muy admirado por Borges,que lo consideraba como uno de los mayores escritores argentinos de ficción,la fantasía y la realidad se superponen en su obra con una armonía de maestro.
Conozco de él algunas colaboraciones con Borges "El libro del cielo y el infierno".
Te digo Beatriz que la literatura latino-americana está repleta de personajes,es más,en las últimas convenciones,ferias literarias por aquí ,quienes se llevan la palma son ellos.Yo tengo mucha atracción,mucha desde hace tiempo por esta literatura de habla hispana y es bellísima.
Un fuerte abrazo,
Reyes
Vivieron !
Cordiales saludos, Reyes !
Beatriz.