ARRORRÓ









Violin







El hombre se presentó una tarde de grises, surgiendo de las mismas grisuras del entorno. Llevaba un estuche donde guardaba un instrumento que luego se supo, se trataba de un Violín.

Quería tomar clases de Música – dijo - para continuar un aprendizaje abandonado hacía varias décadas. Desde entonces aparecía puntualmente los dias miércoles , pulcro, elegante, con ademanes plenos de dignidad .

Durante meses se remitió a las escalas , a los estudios de diversos Maestros para ayuda de los estudiantes .

Mas un día – ese hombre que preguntaba casi nada – sorprendió a su joven profesor tocando un “Arrorró para una dama en diagonal” , que él mismo había compuesto.

Si bien los primeros compases recordaban algún arrorró de los que se cantaban a los niños en los pasados siglos, el Arrorró transitaba tenuemente un diálogo de susurros, evocaciones de un jardín solo posible en sueños, donde los sonidos de los bosques asomaban lanzados por los tubos de otros instrumentos que se perdían para retornar apenas perceptibles en otras notas menos graves y más hondamente sutiles .

Los compases se repetían casi exactos, mas suaves, no perdiéndose sino buscando ausentarse a otros climas o misterios.
El joven profesor se sintió calado por la belleza de la composición. Lo invitó a repetir la obra y el hombre halagado, nuevamente la hizo surgir del íntimo maridaje de las cuerdas y el arco.

Al marcharse el hombre casi disculpando su intromisión creadora dijo: Se la he dedicado a mi esposa , que está muy malita. Cuando le toco el Arrorró ,cesa el sufrimiento y se adormece .

Foto: by  Bridget  Hunt. 

Comentarios

Albada Dos ha dicho que…
Es un pequeño relato de una ternura exquisita, y un trazado perfecto. Enhorabuena.

Un cordial saludo.

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