LA MUJER Y LAS LLAVES


 

Ella  no lo  va a saber  nunca. 

Alegre  salió de su  casa, bajó a la  calle y se  introdujo  en el  automóvil   que  la estaba esperando.  El  día  tenía  un  potente hechizo  de  sol  y  nubes  patrullando los cielos   impulsadas por el  viento.

Al cerrar la puerta  de  calle  introdujo  las llaves  en el  bolsillo del  abrigo. 

No se  percató  que  por  un  extraño  capricho del  Destino,  su  llaves  cayeron  sobre el  pavimento  y   poco  después   otro automovilista  las arrastró – sin saberlo – enganchadas en una  rama,    hasta  que  las llaves quedaron  tiradas  en  medio de otra  calle.

 Una  mujer que  recogía  cartones  por  aquél  vecindario  las  vio. Se quedó  mirándolas  porque  parecían  de  buen  bronce. Las  recogió y  las  llevó consigo y  de  inmediato  tomó   rumbo  para  venderlas  junto con otros  elementos de  bronce que llevaba en su  carrito .

Así  fue  como  llegaron a mis  manos. Aquél  juego de llaves  cuya única identificación era un pequeño  rectángulo de  bronce  que un  hombre enamorado  había  recortado para su  esposa.

Y sin decir una sola palabra,  para que  ella siga  creyendo en los  Milagros,  las  introduje en el  buzón  de   nuestra  casa.

Foto:  Etsy

 

Comentarios

Adelina. ha dicho que…
HERMOSO RELATO.
Albada Dos ha dicho que…
Qué bueno. Y es que el azar es así de caprichoso

Un abrazo
Ángel ha dicho que…
Beatriz, muy buen relato. Ojalá fuese así con todo lo que se pierde.
Un saludo.

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