HAY QUE TENERSE FE


 

Así  de  clarito  se lo  tenía  el   joven  José.  Y  lo  primerito  que  se  le  vino  a la mente, luego  de  recorrer  las  páginas de  una  revista  de esas que  se  tienen  los  Odontólogos en  la sala de  espera, qué?  Fundar  una  Revista, si, señó, con  todas  sus hojas y   colorines  de las  fotos  que habría de  llevar.

Más,  pronto  descubriera  que  ya no se  podía  hablar  de  la  pólvora – que desto  creía  entender  bastante desde  que hizo la mili -  porque  la  inventaran los  chinos. Y  mucho  menos  de la  dinamita,  porque  la  cosa  era  de  un  señor  de la  Suecia, tan  pero tan  importante, que hasta el mayor  Premio que los suecos tuvieron  a bien  de  dar, llevaba  su  nombre.

Ya  iba el  José  tristón y de  cara larga,  cuando por esas ocurrencias del Destino  fuese a  mezclar  con  una  multitud  que  abarrotaba parte de  un edificio  de los  más  interesantes y quiso saber  de qué iba la cosa. Nada menos  que  la  inauguración de  una exposición de  Obras  de  un  artista  ya  desaparecido,  pero  cotizado  en  monedas fuertes y  brillantes. Nada más  probar  el  vino  del  homenaje ya  se comprendía el tamaño de la  misma  gloria.

Y se  largó   a   pergeñar  una revista de  ARTE. Iba  todo  a la  perfección  hasta que, obtuvo  una cita  con  la posible  diseñadora  de  la  revista. 

De la entrevista  salió  con  el  maxilar emparejado  con  los dedos de sus  pies.

 Por el mismo suelo.

El  ARTE  es  muy  costoso, se dijo José  y  mientras  empujaba el maxilar  para  acompañar  las  magnitudes  pedestres de su humanidá,  hete  aquí  que  tropezó  con  un  vecino  del  barrio,  que  tenía a  bien  - aprovechando que  la suegra  hacía  las empanadas  más  deliciosas de toda la  comarca  – inaugurar  locales  de  venta  de  empanadas.  Un  mes   en un  barrio ,  un  mes  en  otro , la  cuestión  que  el perjudicado dueño  que  alquilara  el  chiringuito no le  pleiteara  por los  30 días  del  impago.

Eran  otros  tiempos ¡! Así  que el  José  se  puso  de  aprendiz  del  repulgue  de  las  empanadas. Luego  ya se  atrevió  con  el  cortado  de las  carnes  y  las  cebollas  y en un santiamén  le salieron las empanadas mejor que las de la  suegra del  patrón.

¿Podéis  creer  que  hoy  se  ha instalado  nada  menos  que  en lo  mejor  de  New  York  una  venta de  empanadas  que  son  las  más  deliciosas   que  jamás  los  neoyorkinos  paladearon?

Foto: 20Minutos / Obras  de  Berruguete.

Comentarios

Albada Dos ha dicho que…
Creía que era una moraleja pero resultó un fenomenal periplo de un tipo que acabó triunfando.

Muy gozoso de leer. Un abrazo

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