PAO Y LAS MALAS HIERBAS
COMO es bien sabido, los milenios de China permitieron etapas
donde florecieron y decayeron muchas dinastías, y también
como cualquier reino fue invadido por sus vecinos, y China
unas veces fue conquistada y otras ella salió a recobrar
cuanto le pertenecía.
Se cuenta que en los tiempos de la emperatriz Wu, en el siglo
VII , China vivió una etapa tan difícil que las maldades de
la emperatriz WU quedaron escritas en los anales y llegado
hasta nuestros tiempos. Algún rapsoda de los que iban de
pueblo en pueblo llegó a referir la historia de un hombre de
mediana edad -Pao - sabio y reverenciado por no solo sus
vecinos, sino por gente de las provincias aledañas que
visitaban su casa para consultarle sobre asuntos de índole
diferente. Su sabiduría tanto era aplicable a la medicina, como
al curso de los astros, el descubrimiento de las napas de
agua o las leyes que regían los tributos al Imperio. Había
sido ayudante de un Ministro hasta que éste cayó en
desgracia y fue separado de su alto cargo y él corrió igual
suerte. De modo que se refugió en su heredad y comenzó a
cultivar una huerta.
Año tras año las noticias que le llegaban del Palacio
Imperial empeoraban.Ya nadie prosperaba, ni siquiera el gremio de
los bataneros, porque el costo excesivo del agua, impelía a
los vecinos a cavar un pozo y compartirlo. La gente que acudía
a su casa para consultarle llegaban acuciados por graves deudas
contraídas y a ninguno pedía recompensa.
Cada día se preguntaba : ¿ qué podía hacer él para
cambiar el mal rumbo del reino ? Ciertamente nada. En sus
cavilaciones estaba cuando se puso a observar que en la parte
más extrema de su heredad, la tierra estaba descuidada y
unas toscas malezas se habían enseñoreado de aquél suelo.
Respiró hondo, y se entregó a la tarea de extirpar las
malas hierbas. Incluso su venerada esposa le llevaba con
frecuencia tazones de té para dulcificar la difícil tarea
y al regresar por el tazón vacío le recordaba: “Extirpa
las malas hierbas pero deja vivir a las buenas y las
mejores!”
Durante los primeros tiempos su labor ni siquiera se
percibía . Las malas hierbas le desafiaban y se extendían
sigilosas por debajo de la tierra más y más. Pao no se
arredraba a pesar que sus manos iban perdiendo la fuerza que
había tenido. Continuaba su labor. Al final de un invierno
advirtió que finalmente la tierra aparecía ante sus ojos
despejada, libre en buena parte de la maleza. Pao dió un
brinco de alegría.
Renovó su tarea, y siguió toda vez que tenía tiempo libre
quitando las malas hierbas desde la raíz. Fue entonces que
un pensamiento ganó la plenitud de su voluntad:
“Cuando extirpe las malas hierbas de mi heredad habré
vencido las vicisitudes de este reino” .
Finalmente llegó al último sector del terreno. En un ángulo
de difícil acceso se hallaba la madre de todas las malignas
hierbas. Su tronco ya era de bastante grosor. En aquél
punto convergían todas las raíces de las plantas que ya
había exterminado. Formaban nudos y mas nudos. Puentes por los
que se instalaban otras raíces. Pao continuó.
Fue en la mitad de la Primavera que pudo extraer tramo a
tramo todas las raíces con sus nudos gordianos . Debió
luchar con el tronco gravemente emputrecido y revuelto en
infinitas espirales sobre si mismo. Ya al final de una
jornada, mientras se quitaba sus ropas ajadas vio llegar al
ex Ministro – su otrora jefe – radiante y feliz.
Pao - le dijo – hemos tocado el Cielo ! Adivina : ¿qué ha
ocurrido ? El reino de Wu ha caido.
Ambos hombres se quedaron en silencio mirándose con incredulidad y luego el ex ministro, asintiendo con la cabeza murmuró: " Celebraremos este Año Nuevo lunar que nos ha restaurado a nuestra esencia " .Era febrero del 705.
Ilustración: Cuadriga de los Guerreros de Terracota, Xi'an. (China) losviajesdedomi.com
Comentarios
Bonito "cuento chino" que esconde en lo que dice, en lo que sugiere y en lo que omite, como suele ser habitual en el género, una ejemplar sabiduría. Sin duda, nuestra amiga hace alusión a un hecho muy concreto en el acontecer de su existencia, un hecho que halla justificación y explicación en lo que aquí se relata.
Toda caída viene seguida, si no es definitiva e irreparable, de un restablecimiento del equilibrio. Pero éste, en ocasiones, sólo se recobra a base de un denodado esfuerzo, por medio de un batirse el "alma" en una lucha sin cuartel contra lo que parece imposible.
Superar esa supuesta imposibilidad genera una reacción en cadena de buenas vibraciones capaz de devolver el equilibrio perdido.
A veces la vida da un rodeo para tomar el camino correcto.
En la historia del hombre esto es más cierto aún (aunque suele serlo, también, en el devenir del universo).
Los chinos han solido ser muy certeros en este tipo de intuiciones. En sus palabras parece enroscarse la cola del dragón —esa figura por ellos tan venerada. Y nuestra amiga Beatriz no deja de ser una caja de resonancia de la visión draconiana del mundo. Aquí lo vuelve a demostrar.
(Mis disculpas por la distancia sobrevenida).
Un abrazo a todos.