I R L A N D A



 Por esos entre paréntesis de la Vida,hemos viajado de regreso a Roma en el avión que ha trasladado a SU SANTIDAD.
Mucha tristeza había. No fue uno de esos retornos con el Cardenal Bergoglio feliz, motivado por la alegría de las multitudes ,que haber las hubo.



 Eso le pasa por no ser hombre casado con una compañera que te apoya,te muestra detalles que los maridos no vemos. Porque hasta en esto la DIVINA INTELIGENCIA ha previsto no dejarnos solos!

Qué distinta hubiera sido la vida de Jorge Mario de haber tenido esposa e hijos !!
Nunca le hubiera sugerido a “ los padres hacer atender a sus hijos por un psiquiatra” .


Vaya sabiendo ,Santidad, que los irlandeses no se cuecen en el primer hervor ni son fáciles de pelar.



 No debemos olvidar que el Santo Patrono de IRLANDA es San Patricio a quien se le atribuye la hazaña de haber librado a la Isla de serpientes.(Wikipedia)

Para meditarlo.

Ilustración: SAN PATRICIO / Infobae

Comentarios

Albada Dos ha dicho que…
Desafortunada afirmación. Seguramente se refería a que deben ser escuchados esos niños que manifiestan un género diferente al que tienen sus cuerpos, pero desde luego uno entiende de sus palabras qu debe considerarse una disfunción mental. Una pena, porque parecía haber sintonizado con lo homoxesualidad.

Un abrazo
Beatriz Basenji ha dicho que…
Albada Dos: Lo que nos deja helados,es que nada menos un Pontífice ignore que cada Ser posee ALMA y Espíritu además de otros órganos invisibles,los cuales actúan a través de nuestra Mente Humana!! Las identidades de los Seres son sagradas.Va mucho más allá de los aspectos somáticos.Grandes genios de la Humanidad fueron homosexuales y todos los respetamos!!
Anónimo ha dicho que…
Hola, Beatriz. Hola a todos.

No, lo que pasa es que a este Francisco del Niño Jesús le están saliendo pústulas desde el pútrido interior (no al hombre Bergoglio; al Papa, digo, cabeza y faro de la Iglesia Católica Apostólica y Romana).
Últimamente, a su Santidad se le rebela la Curia Vaticana (y no sólo), como consecuencia de la deriva autoinculpatoria que pretendió emprender cuando puso sus santas posaderas en la silla de San Pedro, allá en los albores de su pontificado. Entró valiente, corajudo, dispuesto... pero la Iglesia es mucha Iglesia (la jerarquía eclesiástica, digo), acostumbrada a siglos de poder omnímodo sobre la Tierra, pasándose el mensaje de su fundador bajo el dintel de sus principescos reales.

Era cuestión de tiempo. Y de delaciones, y de salir a la luz los innúmeros casos de abusos cometidos, de todo tipo, a lo largo y ancho de su sufrida feligresía. Quiso el buen Francisco entonar el mea culpa, y los príncipes de la Iglesia le recordaron para quién trabajaba; le recordaron que los pares que lo eligieron —y de ahí hacia abajo— no le iban a consentir poner en solfa al menos quince siglos de gobierno del más acá (con la excusa del miedo al más allá). Las almas son cosa suya —de los poderes de la Iglesia—, y esta prerrogativa no la dejarán perder.

Por cierto, si las almas son cosa suya, ¿hay quien pueda discutirles tener derecho sobre los cuerpos? Y eso es lo que han hecho (no todos, bien es cierto) a lo largo de dos mil años (o, al menos, desde el Concilio de Nicea, ya unida la Iglesia al Poder del Imperio Romano): adueñarse de almas y cuerpos, dictando qué debía y qué no debía hacerse desde y con ellos (deber que ellos mismos, los ministros de la Iglesia, han conculcado cuando les ha venido en gana).

Y así, se condenaba la homosexualidad, mientras muchos de sus próceres la practicaban con los niños indefensos; se condenaba el adulterio, y muchos de sus pastores se ayuntaban con sus ovejas; se predicaba la pobreza y la castidad, mientras los príncipes vivían una vida principesca, acumulando riqueza y ejerciendo el desenfreno propio de tiempos decadentemente aristocráticos (no todos, felizmente).

El bienintencionado Papa Francisco quiso acabar con todo esto, y desde dentro de las estancias palaciegas resonó un "casi" unísono grito: "¡Hasta aquí hemos llegado!". Desde ese momento se sucedieron las voces discordantes, las filtraciones interesadas, la maledicencia. Y el buen Papa Francisco, ante la crispación de la Curia, tuvo que recular, y donde dije digo digo Diego, y donde pobres víctimas, ahora pobres enfermos necesitados de ayuda (psiquiátrica a ser posible, y si los psiquiatras son de la cuerda, mejor que mejor).

Y es que la Iglesia, desde la primera contestación seria por parte de la sociedad civil representada por la Ilustración (Enlightenment, Aufclärung), ha ido perdiendo terreno, perdiendo poder (solo que mientras exista el miedo a la muerte, aún podrá ejercer su "magisterio" con suficiente solvencia). Entonar el mea culpa de una vez por rodas, revelarse tal cual ha sido y es, más allá del tímido reconocimiento a pasados inquisitoriales errores, supondría acabar con su credibilidad; recuperar el mensaje original costaría la supresión de no pocas prebendas y patentes de corso. Y a esto la Iglesia no está dispuesta. Y así se lo ha recordado a su hombre de paja, a su primus interpares: "tú eres el 'primo' de turno, no quieras hacerte pasar por padre de todos".

Y en esas estamos... pidiendo siquiatras para los transgénero, los homosexuales y cuantos se incluyen en el colectivo LGTB. Como siempre, la Iglesia marcando el signo de los tiempos, y Francisco transmutándose en lobo.

Un abrazo a todos.

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