GIORDANO BRUNO ( 1548 - 1600)










GIORDANO BRUNO A SUS VERDUGOS


Decid, ¿cuál fue mi crimen? ¿Lo sospecháis siquiera?
Y me acusáis, !sabiendo que nunca delinquí!
Quemadme, que mañana donde encendéis la hoguera
Levantará la historia una estatua para mí.
Yo sé que me condena vuestra demencia suma,
¿Por qué? .. Porque las luces busqué de la verdad,
No es vuestra falsa ciencia que el pensamiento abruma
Con dogmas y con mitos robados a otra edad,
Sino en el libro eterno del universo mundo
Que encierra entre sus folios de inmensa duración;
Los gérmenes benditos de un porvenir fecundo
basado en la justicia, fundado en la razón,
Y bien; sabéis que el hombre, si busca en su conciencia
La causa de las causas, el último por qué
Ha de trocar muy pronto, la Biblia por la ciencia;
Los templos por la escuela, la razón por la fe,
Yo sé que esto os asusta, como os asusta todo
Lo grande y quisierais poderme desmentir,
Más aún vuestras conciencias hundidas en el lodo
De un servilismo que hace de lástima gemir...
Aún ella, en el fondo, bien saben que la idea
Es intangible, Eterna, divina, inmaterial,
Que no es ella el Dios y la religión vuestra,
Sino la que forma, con sus cambios, la historia universal,
Que es ella la que saca la vida del osario;
La que convierte al hombre de polvo en creador,
La que escribió con sangre la escena del Calvario,
Después de haber escrito; con luz la del Tabor.
Mas sois siempre los mismos, los viejos fariseos,
Los que oran y se postran donde los pueden ver,
Fingiendo fe, sois falsos, llamando a Dios, ateos;
!Chacales que un cadáver buscáis para roer!...
¿Que es vuestra doctrina? Tejido de patrañas.
Vuestra ortodoxia, embuste; vuestro patriarca, un Rey,
Leyenda vuestra historia, fantástica y extraña,
Vuestra razón la fuerza; y el oro vuestra ley,
Tenéis todos los vicios que antaño los gentiles,
Tenéis las bacanales, su pérfida maldad;
Con ellos sois farsantes, hipócritas y viles
Queréis, como quisieron, matar a la verdad;
Más... !Vano vuestro empeño!... Si en esto vence alguno;
Soy yo, porque la historia dirá en lo porvenir;
"Respeto a los que mueren como muriera Bruno"
Y en cambio vuestros nombres, ¿ quién los podrá decir?
!Ah!, prefiero mil veces mi suerte a vuestra suerte;
Morir como yo muero, no es muerte, no;
Morir así , es la vida; vuestro vivir, la muerte,
Por eso, habrá quien triunfe, y no es Roma. ! Triunfo yo!
Decid a vuestro papa, vuestro señor y dueño,
cual mueren los que marchan del porvenir en pos,
Decidle que a la muerte me entrego como a un sueño,
Porque es la muerte un sueño que nos conduce a Dios;
Más no a ese Dios siniestro, con vicios y pasiones
Que al hombre da la vida y al par su maldición,
Sino a ese Dios-idea, que en mil evoluciones
Da a la materia forma y vida a la creación,
No al Dios de las batallas, sí al Dios del pensamiento,
Al Dios de la conciencia, al Dios que vive en mi,
Al Dios que anima el fuego, la luz, la tierra, el viento,
Al Dios de las bondades, no al Dios de iras sin fin,
Decidle que diez años, con fiebre, con delirio,
Con hambre... no pudieron mi voluntad quebrar
Que niegue Pedro al Maestro Jesús. Que a mi ante el martirio
De la verdad que sepa, no me haréis apostatar,
Mas basta ... ! Yo os aguardo! Dad fin a vuestra obra.
!Cobardes! ¿Qué os detiene? ... ¿Teméis al porvenir?..
!Ah! ... Temblais..Es porque os falta la fe que a mi me sobra.
Miradme, yo no tiemblo...! Y soy quien va a morir!

Ilustración : Eudoxa

Comentarios

miguel ha dicho que…
Maravilloso...
Albada Dos ha dicho que…
Impactante texto. Morir, por morir por otra mano, que la conciencia de nuestro paso sea lúcido, que cuestione al destino y a los los dioses. Esa carta a los verdugos de Bruno

Acertada imagen.Un abrazo
Anónimo ha dicho que…
Hola, Beatriz. Hola a todos.

Otra vez. Con la Iglesia hemos "topao", y aquí con inquisitorial chamusquina de por medio. Cómo no.
En el presente caso, el de Giordano Bruno, dominico transgresor y nadador contracorriente, al menos, en sus postulados, conmovió los cimientos de una Iglesia elevada desde el poder del César; conmovió los propios fundamentos de la fe Católica —al decir de sus detractores/verdugos—; lo que ya es mucho. A Servet lo condenaron igual por anteponer razones científicas a dogmas religiosos. Y a Spinoza no lo quemaron porque tuvo poderosos valedores. Los tres fueron excomulgados tanto por la Iglesia Católica como por las Confesiones Protestantes —luteranos o calvinistas—, lo cual ya dice todo en favor de ellos (desde nuestra moderna perspectiva, claro).

Hay que poner en valor la integridad de los tres al no plegarse nunca, ni abjurar, de sus creencias. Galileo no tuvo tanto coraje; tampoco se le puede censurar por ello: el amor por la vida es el amor por lo posible. A los dos quemados y al excomulgado lo posible estuvo siempre íntimamente unido a sus creencias: espíritu y materia vibrando al unísono; Galileo, en esto, tuvo que disociarse: por un lado sus creencias y por el otro su apego a la vida.

El ejemplo que en este su discurso final ante sus farisaicos jueces traspasa el tiempo y llega hasta nosotros con el valor de la modernidad. Como el mismo Bruno preveía, el futuro suyo, nuestro presente, reconocería en él a un representante de la verdad y la sabiduría. Como así ha sido.
Todo un ejemplo para los tiempos que corren y nuestro "petit moment". No hay que plegarse a los dogmas oscurantistas que defienden panteones de seres imaginarios, y que perpetúan privilegios adquiridos (por siglos de injusticia, dogmatismo e intolerancia), y, además, que van contra la dinámica de las sociedades democráticas evolucionadas.

Bruno es un ejemplo a imitar. Hoy en plena vigencia.

Gracias, Beatriz, como siempre, por proponer.
Un abrazo a todos.

Entradas populares

Vistas de página en total