LA FRANCESCA



Era una tarde oprobiosa de verano. La Francesca se daba  aire con una vieja revista, sentada en una silla a la puerta de la casa. Sus tres pequeños hijos jugaban arrojándose agua y revolcándose sobre la hierba recortada.
No podía menos que rememorar sus días juveniles, cuando todavía criaba gusanos de seda y debía seleccionar las hojas del árbol de la morera. Pronto apareció el hijo de Gentili en su vida y como no pudo evitarlo de modo alguno, terminaron casados .
No tardó en repetir una frase: “¿Por qué tuve que haberme casado con este bruto? Bello pero bruto!!? La cuestión que el hijo de Gentili era demasiado buen mozo, atractivo, y en el pueblo había ramilletes de muchachas en flor de modo que no podía ella, Francesca , permitir que cayera en otros brazos. Así que se decidió a comenzar a cuidarlo igual que lo hacía con los gusanos.
El calendario le estaba avisando que en menos de dos meses iba a estar otra vez de parto. Otra vez ! Pero esta vez se iba a arreglar con aquél médico de la ciudad que sabía hacer la ligadura de trompas para no quedar nunca más embarazada y así discurriendo, se le ocurrió algo más.
Bien dicen que cuando uno pone en marcha las ideas, por el camino aparecen las soluciones.
Laurentina, su mejor amiga y comadre , pasaría cualquiera de aquellas tardes a visitarla y traer golosinas de la ciudad a los niños.
Y tal como lo esperaba, Laurentina llegó de visita como siempre.
Palabra vá, palabra viene, no tardó en decirle:
-Lauruccia: tengo algo que decirte confiando en tu sacrosanta discreción. De tu boca no salga ! Cuando nazca este bebé lo voy a llevar a la Casa Cuna que tienen las monjas, y lo dejaré en el torno. No estoy en condiciones de hacerme cargo de un cuarto hijo. Il mio marito, ya tu sabes, no es malo pero es un hombre plagado de ignorancia. No quiere cuidarse , ni siquiera lo intenta.
Laurentina se quedó estupefacta. Ni bien regresó a su propio domicilio, tomó el teléfono y le contó a su Mamma la conversación tenida con Francesca.
Y como bien dicen: “Pueblo chico , Infierno grande” , en menos de una hora ya todo el pueblo estaba enterado de la decisión de Francesca. Inclusive la suegra de Francesca !
La suegra era una de esas mujeres cuyas decisiones nadie discute. Lo dicho por la mujer de Gentili era palabra santa. Pobre del que se atreviera a contrariarla. Allí mismo le caía sobre la espalda, la cabeza, o cualquier parte del cuerpo, lo que Doña Caritá tuviera en ese momento entre sus manos. Y el agredido huía pidiendo “Perdón, Perdón, Carissima Caritá” .
No fue al dia siguiente, ni a la semana. Doña Caritá se esperó una tarde liviana, seca , con una brisa dulcificante.
Cuando se presentó en la casa de Francesca iba en compañía de la gente mas importante del Pueblo.
La saludó a la nuera con el cariño de siempre. Pidió permiso para entrar con toda la compañía al interior de la sala y luego allí, sentados rodeando la mesa , doña Caritá inició su discurso.
Figlia mía: ya estamos todos enterados que vas abandonar al bebé que viene en camino en el torno de las monjas. Zitto!! Callados todos aquí solo hablo yo: Como Abuela de sangre y apellido del futuro nacido me haré cargo de mi nieto desde su nacimiento hasta que yo misma me vaya de este Mundo. Aquí traemos un documento redactado por el mejor Abogado de la ciudad , mediante el cual tu aceptas dejar a tu cuarto hijo bajo mi custodia de total voluntad. Firma aquí , Figlia mía !! “
Y la Francesca muy oronda firmó.
Pero antes de estampar la firma al pie del documento dijo: “ Mi honorable y muy respetada Suegra: el refrán dice que quien los hace, los paga. Tu hiciste a tu hijo a tu estilo ,por eso reconociendo tus grandes virtudes maternas, pongo la vida, la historia de este cuarto hijo mío por nacer, bajo la tutela del gran tesoro de tu sabiduría ! Y quedemos todos en Paz y sean los presentes testigos fieles de esta hora decisiva!”
Como se comenta todavía en el pueblo: mas de una debiera aprender de la Francesca .



Foto: ANNA  MAGNANI , obra de la  retratista  Micaela  Zannoni.

Comentarios

Albada Dos ha dicho que…
Uf, hay vidas de mujeres cuyas raíces en el páramo de los sinsentidos, que atadas quién sabe cómo a un hombre, merecen no un relato, sino una novela de partos no buscados, y de hombres educados y criados para ser puro machos.

Me ha encantado tu protagonista. Un abrazo
Anónimo ha dicho que…
Hola, Beatriz. Hola a todos.
Delicioso relato de una de esas historias que quizá, así contadas, sólo puedan salir de la imaginería creativa del magín metido a literarias invenciones, pero que bien merecen el crédito de la veracidad más indiscutible (cosas veredes aún más extrañas y fantásticas).
Mas hay en esta que aquí nos trae hoy Beatriz una trama, una estrategia, un desarrollo, una intención, que maravilla sería hubiera sucedido así tal cual nos la cuenta. Es lo bonito de estas "invenciones y licencias literarias": hacen de la necesaria realidad algo más humano, más artificioso, más manejable, y menos fatalista.
Además, cuando se pertrecha bien, cuando la trama está bien provista de la necesaria urdimbre, es todo un gozo pasear mirada e intelecto por el diseño tan bellamente realizado.
Gracias, Beatriz, por tan lindo tapiz.

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