DAMAS Y SILLAS
Una hazaña! Una hazaña ! He lograo distraer a la Manzanita lo suficiente para deslizar por aquí una desas historietas que mi amigo Pierre – que reside entre los parisinos - tiene a bien confidenciarme.
“ La
cosa va por los protocolos que nunca serán suficientes con las
sillas que las damas ocupan por orden jerárquico.”
Y
me larga su rollo:
“Ya
tu tendrás sabido cómo los chinos, desde la antigüedad cada
miembro de la familia sabía en que sitio ubicarse según la
ceremonia en la cual debía participar. Ni hablemos de cuando estas
cuestiones tenían lugar en la misma corte de los emperadores de la
China, en la cual los eruditos no eran suficientes para determinar
las posiciones jerárquicas , a no ser que el mismo emperador
dispusiera a su antojo los sitios correctos. O su contrario !
La
cuestión llega hasta nuestros días e invade los ambientes
donde las jerarquías son intocables, como sucede en las
iglesias, los Liceos Militares, los Ateneos de la Lengua, las
Orquestas Sinfónicas, los actos políticos o culturales donde son
designados los oradores dentro de un orden muy ajustado.
Pero
hay lugares donde al no existir un jefe de protocolo que disponga
para cada uno los lugares correspondientes – o porque el jefe de
protocolo y ceremonial ese día estuvo ausente – y salta el
gazapo y se nos caen encima esas escenas supertensas o
tensionantes, porque alguno de los becarios que concurre a suplir
a quien ese día ha faltado, no sabe bien cual es la silla que
debe ocupar.
Por
lo general - como ya están advertidos – ocupan las últimas
sillas – es decir los lugares menos notorios - hasta que
aparece el Director y dispone que el becario ocupe otro
sitial. De inmediato entran a dominar los orgullos y los
escalafones e incluso- alguien cuyos galones le autorizan - se
pone de pie y hace su reclamo: “Ah, si alguien debe ocupar ese
lugar soy yo, por mi antigüedad” . Y de inmediato el clima se
vuelve tan tenso, como si de cortar una sequoia se tratara.
Trasladad
esta escena al género femenino. La dama que ya posee sus
fulgurantes galones dorados hace su entrada y descubre a la
becaria muy sentadita y confiada en la silla que no le
pertenece. La contempla desde su altura y encara la situación:
“¿No le han advertido que esa es mi silla?” le dice remarcando
cada una de las vocales. “Mi silla.¿ Me oyó ?”
La
becaria pálida o enrojecida se la queda mirando y balbucea:
“Ignoraba que éste fuese su sitio, porque es la primera vez que
acudo a este lugar y nadie me ha advertido... “
“Pues
sépalo desde ahora! ¿Y se puede saber quién le ha convocado? Acá
joven, hay reglamentos y están para ser cumplidos.” dice la
ofendida dama titular y continúa:
“Porque
mi silla es sagrada! Es MI silla! No admito el trasero de otra
persona ! ¿Ha comprendido ?”
Y
la becaria con una sonrisa de oreja a oreja, con la voz firme
le contesta:
-Sí
señora. Esta silla ha sido destinada desde la misma Eternidad
para su honorable culo!
Y
ahora no querráis saber si esta escena ha tenido lugar en el
mismo Palacio del Elíseo o en la Opera de Oslo, porque mi
amigo Pierre no me autoriza a revelarlo!
Foto: www.eldiario.es
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