REGALITOS PARISINOS
Celebrando el DIA
DEL AMIGO, los amigos de
Pierre se han juntado en el
Café-bar y mi
amigo del Alma, no ha podido
con su genio y me
ha confiado lo mejorcito que
allí se dijera:
“Hoy, mismito HOY,
decía un primo de mi consuegro, muy orondo: “Aquí
para que abráis bien abiertos
los canales auditivos,
os dejo un
cuentito que me viene contando el
susodicho cinco cientas veces y es el siguiente: “Vivía mu
pegadito a nuestro
predio un magnate que había logrado su fortuna en uno
de esos países donde no
falta de ná. La abundancia corre
a raudales allí donde pongáis los
ojos. Y al parecer, este vecino
ocupara que digo los
más altos cargos, también los más
bajos y los
que hay que arremangar los
pantalones pa moverse en esos lodazales. La
cosa que acumuló una fortuna de las que no
caben en los libros de la contabilidá. Y ya
sus pares, que le tenían
mismo metido en el inmenso
cusharón de la Ustizia - como mi vecino se enterara – fuese a visitar al
mejor de los abogáos de su pueblo y
le cuenta la situación.
El abogáo, muy
tranquilo y sabio le
dice: ”Hombre, que la solución es mú sencilla. Le pido yo a
mi cuñao
dueño de una Clínica de
Psiquiatría para los más
chics de los
parisinos, que lo interne
apenas dos o tres
días, y él de
seguro le va a firmar
un certificado de insania tan bien
redactado, que luego Ud. mismo me lo traiga, lo presentamos ante
uno de esos Tribunales con fama
de justos y se terminan sus
problemas!”
“¿Pero cómo? ¿Alegarán
que estoy demente?”
-Hombre, prefiere Ud. que sus pares lo lleven a juicio y lo condenen por las tantas malversaciones y le condenen el resto de su vida, quitándole cuanto de no bien habido acumuló?
Foto:L'Apero du Jeudi / Top 12 des bars d'Hotel à París.
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Un abrazo