¿CURAN LOS MEDICAMENTOS ?





Apenas dar unos pasos sobre este tema preocupante, nos encontramos que en la actualidad el 80% de los medicamentos que son recetados, son para tratar.
Y en ese sistema de “tratamiento” ( que no de curación) se hallan los comprendidos fármacos contra el sida, la hipertensión, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares que los médicos indican que deben tomarse “toda la vida” .

A los Laboratorios no les interesa producir un medicamento que cure un cáncer de mama, porque su negocio acabaría muy pronto. Es decir: todo paciente que curara totalmente de la enfermedad, es un cliente perdido para el laboratorio.


Y en todo esto, los Estados deberían exigir a la industria farmacéutica que produzcan medicamentos que curen o prevengan las enfermedades. Pero tal cosa no ocurre.

Han llegado tan lejos las empresas de la industria farmacéutica que solo investigan las enfermedades que pueden ser rentables. Y dentro de esos criterios también crean “enfermedades” para que el negocio continúe.

Se dá el caso de los países altamente desarrollados, que, cuando dan de baja ciertos medicamentos, los exportan a bajo precio a aquellos países en vías de desarrollo. Entre esos lotes de medicamentos importados suelen hallarse las estatinas que se usan para bajar el “colesterol malo” de la sangre.
Seguramente los pacientes van a bajar sus dosis de colesterol malo, triglicéridos, etc. a cambio de padecer extraños dolores en las extremidades inferiores, y alguna anemia como gentileza del tratamiento.



En ciertos rubros de la medicina sucede algo aún peor para los pacientes que son atendidos en las áreas de la Psiquiatría. En su entusiasmo por medicar, los médicos de la especialidad recetan un verdadero arsenal de medicamentos a pacientes de los cuales ignoran si sus familiares pueden controlar o no las dosis que prescriben. Y no sabemos a ciencia cierta, cuántos de estos pacientes terminan tomando de una sola vez el arsenal indicado por el galeno, hasta que se les extiende el certificado de defunción por suicidio.


La misma revista Lancet hace al menos tres años analizó 70 medicamentos contra el cáncer que fueron puestos en el mercado en los últimos 10 años en USA donde demuestra que su único objetivo es prolongar la vida del paciente una media de dos meses.El costo de alguno de estos fármacos superan los cien mil dólares.


Queremos señalar que en los países nórdicos, que no se hallan actualmente gozando de un status esplendoroso,no adoptaron el sistema de privatización de la Salud Pública,sino que han adoptado otras soluciones. En el 2015 el consumo de medicamentos en USA era de 1.000 dólares por habitante/año.En Dinamarca era de 300 dólares, es decir una tercera parte de USA.En España la cifra de tal consumo es de 600/ 700 euros al año.

Foto: Nueva Ciudad

Fuente:www.publico.es/sociedad/german-velazquez-80-medicamentos-tratan.html.



Comentarios

Albada Dos ha dicho que…
Es un tema apasionante. Las empresas farmacéuticas tiene tanto poder, que yo creo que son capaces de inventar enfermedades, pienso en la menopausia por ejemplo, para asignar medicamentos. También es apasionante el efecto placebo de cualquier tratamiento, desde la medicina tradicional como homeopática, y eso es lo más me fascina del tema. Una caricia, una palmada en la espalda, una escucha activa de un médico o terapeuta, una buena red social, mejoran las enfermedades. Sin química alguna.

La alimentación forma aparte del equilibrio necesario de elementos químicos que necesitamos para estar sanos. En eso, la obesidad es la plaga del siglo XXI en el primer mundo, y el tratamiento es de actitud ante la vida. En fin, un tema muy largo de emprender. Un abrazo
Anónimo ha dicho que…
Hola, Beatriz. Hola a todos.

Con las farmacéuticas, en esta ocasión, hemos topado...
No es tema para despachar en dos palabras (ni en dos mil), y aquí las emociones tiran fuerte.
Soy de los que piensan que bienvenidos sean los métodos que eviten sufrimiento al ser humano, sean cuales fueren. Como muy bien apunta Albada, incluso los placebos. Porque tampoco es cosa fácil dotar a un producto de la categoría de placebo.
La experiencia también me dice que quien cura de verdad, en caso de curar, es el propio organismo, quizás con la ayuda de ciertas terapéuticas o régimen de vida, pero el el cuerpo en fin quien recobrará el equilibrio perdido.

Depende del tipo de dolencia (si aguda o crónica; si funcional o traumática) el tratamiento puede llegar a ser más liviano o más contundente (no es lo mismo una jaqueca que una infección; ni una dispepsia que un cáncer de estómago).

Lo que sí está claro es que alrededor de la salud hay un gran negocio, y los fármacos son el producto estrella.
Hay quien se conforma con el alivio, y quien persigue la curación: aquél es más sencillo de obtener, ésta mucho más compleja; aquél sólo depende de la dosis administrada, éste exige un cambio en los hábitos que han dado lugar a la dolencia. Pretender una cura sin cambiar las condiciones que han determinado la dolencia es tarea imposible.
Por eso, quizás, a las farmacéuticas les viene mejor que sus productos no curen, sino que sólo alivien: así se aseguran un cliente crónico.

Aunque pìenso que esto no sólo es una cuestión de las farmacéuticas, sino que algo de culpa le cabe a quien no está dispuesto (o, simplemente no puede, o ignora) a esforzarse para cambiar unos hábitos insanos.

Como dice, también, Albada, es un tema demasiado complejo y poliédrico para pretender resumirlo aquí. Pero, al menos, ahí quedan algunos apuntes.

Gracias, como siempre, Beatriz, por apuntar.

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