N A V A L N Y


 

Voy  a   rendir  homenaje, a  un hombre  que  alguna  vez  soñó   una  RUSIA  democráctica.

 

Una RUSIA  donde cada persona  fuera respetada en sus  derechos  civiles,  que  pudiera   caminar  por  cualquier  calle  de  su Pueblo,  con  la  seguridad que   otorgan  las  leyes   de  libre   circulación, etc.

No   en una  RUSIA  prisionera, despojada   de  TODOS  SUS   DERECHOS  CIVILES.  Que   tener  los tiene, pero  NO  SE  CUMPLEN. 

Tanto  VLADIMIR   PUTIN    COMO   CADA  UNO  DE  LOS MIEMBROS  DEL  KREMLIN  SON  CULPABLES    de  la  muerte  de  NAVALNY.

 

Trataron  de  envenenarlo  hace  algunos   años, pero  fue  llevado  a  ALEMANIA   donde  se  le  libró   de  morir  envenenado.  No  han  sido  pocos  los que  fueron  envenenados  por  el régimen  de  PUTIN;  tendríamos que   remontarnos  a  2OO6,  año  en  que  un  señor  LITVINENKO  fue a   reunirse  una  mañana  con unos colegas del mismo oficio  que él: eran Espías.

“Las   imágenes lo  muestran  al entrar  al conocido Millenium Hotel,en Mayfair, en pleno corazón   diplomático de Londres. Dentro  del hotel Litvinenko tomo solamente un te, con polonio radiactivo .   22  días   después, estaba  muerto.”

Esta  historia  se ha repetido  infinidad  de  veces,  dentro  y  fuera  de  Rusia.

Es   el estilo  del VLADIMIR  PUTIN. 

Foto: EL DINAMO.cl/ Confirman  la muerte de Alexei  NAVALNY/16 / 2 / 2024.


Comentarios

l'imposteur ha dicho que…
Rusia NUNCA fue un estado con derechos civiles homologables a los democráticos que disfrutamos tantos países en Europa y el mundo (otra cosa es que, en todos, siempre se cumplan al 100%). Lo más cerca que estuvo de ello fue, primero, en los prolegómenos de la Revolución de Octubre del final de la segunda década del siglo pasado (y el día que asesinaron a la familia real zarista, acabaron con esa esperanza). Y la segunda vez, y más esperanzadora, se dio tras el "default" del régimen soviético, la Caída del Muro y la apertura llevada a cabo por aquel otro gran héroe pragmático que fue Gorbachov por medio de la "Glasnost" y la "Perestroyka", entre 1985 y 1991. Ahí se acabo el sueño de una Rusia democrática. Con Yeltsin ya se vio la deriva autoritaria que empezó a tomar un superestado con pies de barro.

Putin, el malhadado heredero, con ínfulas de zar, ha ido manejando progresivamente el gobierno con una mano férrea asimilable a la época de la URSS tras la muerte de Stalin (que, a pesar de los pesares, a tanto no llega este aprendiz de brujo dictador). En su quehacer político, este ex-agente de la KGB, ha adoptado lo peor dela Rusia zarista y parte de lo peor del régimen soviético.

Navalni ha sido un héroe ruso en el que se cumple aquel título de la celebérrima obra de García Márquez: Crónica de una muerte anunciada. Y como todos los héroes que se precien (a pesar de que nos pueda resultar que su decisión de volver a su país, como quien se mete en la boca del lobo, fuera una solemne estupidez) despreció su vida por ser coherente con sus principios y su voluntad. Se lo jugó todo a una sola carta, cuando todo el mundo sabía que la banca (rusa) no tenía intención de repartir ninguna carta más. Les facilitó el trabajo. Está claro que Putin no consiente ni contempla la más mínima disensión dentro de sus fronteras, y no sólo eso, sino que es capaz de perseguir a los que disienten más allá de sus fronteras, para acabar con ellos, saltándose todas las leyes internacionales. Meros asesinos. Purgadores irredentos. Será cosa del carácter (como el hispano lo es el ser cainita).

A Navalni se le recordará como aquel hombre que vivió para ser héroe, entregando su vida sin ningún sentido, sin ninguna necesidad, sólo por convicción, que es la razón de los héroes más sublimes (e inútiles).

Gracias, Beatriz, por el homenaje y la oportunidad.

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