EL GATO INTENDENTE

       

Aquí tenemos  LA GRAN SOLUCIÓN: Aquellas comunidades  que estan  hartas de  sus  políticos, pueden  tomar ejemplo de  los  ciudadanos de TALKEETNA - en  ALASKA -   un pueblo de  900 habitantes, que en  1997  decidieron  incluír en una de  las listas de  candidatos  a  Intendente al  gato  STUBBS,  un felino al que alimentaba  una  de  las empleadas del  Municipio. STUBBS  ganó las elecciones  y  desde  hace QUINCE  AÑOS,  las sigue  ganando. No aumenta  los impuestos,  no comete  desfalco  y  el turismo  se ha  incrementado enormemente, ya que  al menos  40  personas  visitan  a  diario la  localidad,  para  conocer  personalmente  a STUBBS.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola, Beatriz. Halo à tout le monde!

Veamos: según el DRAE el cargo puede implicar: 1) ser jefe superior económico (algo así como un gestor de la hacienda pública), o 2) ser gobernador o alcalde del municipio.
En cualquiera de los dos casos: estos pintorescos ciudadanos de la parte más boreal delos EEUU, los mismos que inspiraron aquella original serie televisiva titulada "Doctor en Alaska", y de los que no sabemos a ciencia cierta (yo, al menos no lo sé) si son producto de la imaginación de avezados y agudos guionistas o mera fiel traslación de una realidad más fantástica que convencional, parece que han tenido la ocurrencia de nombrar a un gato para un cargo de responsabilidad (¿un guiño a la aportación de Ana en días pasados?). Si es así, y la realidad, de forma contumaz, confirma lo que aquí Beatriz nos traslada, deberíamos de pensar que estos habitantes de tan recóndito lugar, cansados de las pifias a que, ultimamente, nos tiene acostumbrados los políticos al uso, han optado por una solución sabia, a saber: si la acción, sea cual sea, de los próceres de la cuestión pública viene siendo "absolutamente nefasta", y si, teniendo en cuenta que estos próceres están dotados de las más altas cualificaciones racionales que a todo ser humano se le suponen, sus decisiones, lejos de suponer soluciones, procuran más problemas, mejor será -han, sagazmente, resuelto- nombrar como responsable de la cosa pública y de al gobernanza en general, a un irracional (¡?) que, al menos, no seguirá agravando las cosas con sus equívocas decisiones. Así, cada cual hará lo que estime más oportuno, y seguro -se piensa en Talkeetna- los nudos se desharán por sí mismos.

Señores, querida Beatriz, esta es una solución brotada del más auténtico y prístino manantial de la anarquía bien entendida (no más gobierno que el que cada uno ejerza sobre sí mismo, pues se entiende que la naturaleza del hombre, cuando se halla en "estado natural", valga decir, arcádico, se basta y se sobra para llevar a buen fin una convivencia exitosa, no solo entre humanos, pero también con el medio...

¡Bravo por los sagaces habitantes de Talkeetna! Claro que los curiosos turistas (esa ingente multitud de cuarenta al día) seguirán visitando tan idílico lugar por ver al gato (es decir por la anécdota; es decir, para mirar al dedo que apunta, y no al significado que el apuntador quiere transmitir).

Así somos los humanos. Por eso hacemos cosas que parecen locuras: ésas, precisamente, son las que guardan mayor lucidez... Pero los ratones, acostumbrados a movernos por el subsuelo y el interior de las huras, nos hemos quedado ciegos; inútiles para las sutilezas, sólo nos guía el olor del queso (y cuanto más putrefacto, éste, más inequívoco el camino...).

Sigamos el ejemplo de los boreales americanos. Pero... ¿Estamos preparados? ¿Disponemos de conciencia vigilante? ¿De honestidad suficiente para prescindir de ley disuasoria? Hay que estar expuesto a la naturaleza límite para poseer algo tan valioso. En nuestras cóóóómodas ciudades, en nuestro privilegiaaaaado Primer Mundo, hemos relegado conciencia y honestidad al estado primigenio de pre-homínidos: garrote y tentetieso, si eres plebe; y ancha es Castilla -como manga de kimono japonés- si eres "clase" dominante (¿aún hay algún iluso que se empeña en decir que lo de la lucha de classe está trasnochado?).

Un abrazo a todos, y séanme buenos (en el sentido más platónico posible).
¡¡¡Feliz entelequia 2013!!!

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