SUECIA Y LOS GITANOS




A lo largo del último siglo, Suecia esterilizó, persiguió, arrebató niños y prohibió la entrada en el país a los gitanos; y las personas de esa minoría étnica fueron tratadas durante décadas por el Estado como “incapacitados sociales”. Estos anuncios no los ha hecho una ONG militante. Es el relato del Gobierno conservador sueco, que en un gesto inédito en Europa, tanto por su honestidad intelectual como por la amplitud del respeto a la verdad, se ha decidido a mirar atrás y a rebuscar en sus archivos más oscuros. “

Suecia admite que durante 100 años marginó y esterilizó al pueblo gitano “

Ana Carbajosa / Miguel Mora – Madrid- París – 28 / 03 / 2014

El País, versión digital.

Un artículo imposible de olvidar. Que un país admirado por nosotros, como Suecia, muestre sus intolerancias, sus solapados ataques a una etnia que muy pocos pueblos europeos han valorado es de agradecer. Acaso Steffan Zweig, el autor de La Piedad Peligrosa o Impaciencia del Corazón pueda ser una de las excepciones, ya que en su obra nos cuenta de la relación de la familia de la protagonista con los zíngaros que vivían en las cercanías.
Por nuestra parte conocemos la actitud de las familias españolas en el Norte de la Península, en los tiempos de la Guerra Civil,donde nadie dejaba alejarse a los gitanos que por allí pasaban sin haberles dado algo de lo muy poco que se tenía.

Era esta una tradición que se practicó en todos los países europeos en los siglos pasados. La gente de entonces tenía por los gitanos una reverencia por su condición de personas libres que habían adoptado el peregrinar sobre la faz de la Tierra antes que someterse a gobierno alguno. Cuando pasaban delante de la casa de cualquier vecino, salían a saludarlos y a ofrecerles una jarra de agua. A lo que luego se añadían frutas o pan. A su vez los gitanos daban a la gente una bendición. Si ellos llegaban en los tiempos de las fiestas populares que son casi siempre durante la época estival, bien los gitanos ofrecían amenizar las fiestas con su música, bien la gente principal del pueblo les invitaba. Mas aún: era un honor para la gente rica que fuesen los músicos gitanos los que aportaban su repertorio.


Los gitanos no han sido los únicos despreciados por los nórdicos. También desmembraron familias numerosas, al borde de la indigencia, pero que nunca llegaban a pasar hambre. No se sabe bien si el asedio comenzaba en las escuelas, donde los niños mas pobres no rendían las materias sometidas a estudio con la misma solvencia que los que formaban parte de familias de mejor situación económica, o contribuía a ello el caso de que alguno de los padres fuese alcohólico o padeciera alguna enfermedad crónica. La cuestión que el Estado intervenía y enviaba sobre todo a las niñas a reformatorios o albergues para niñas, donde a muchas de ellas, se las sometió a la esterilización. Hay algunos films de directores de cine nórdicos que nos muestran esta realidad. (Lamento no recordar el título de uno de ellos, para documentar estos hechos padecidos por tantas niñas marcadas por la pobreza y la injusticia de la sociedad ) .

Tanto Francia como Italia han estado haciendo la vida imposible a los gitanos. Cierto que la mayoría de ellos provienen de Bulgaria o Rumania, países que formaron parte de la URSS y en la actualidad padecen economías sumergidas en crisis contínuas. Los gitanos provenientes de estos países son casi todos analfabetos, carecen de un oficio o profesión que les permita vivir dignamente. No obstante – porque lo hemos observado en algunos films documentales – los vemos personas apasionadas por la mecánica y capaces de inventar los objetos mas extraños con los restos de un lavarropas y ciertas partes de algun auto desvencijado.
Nuestros gobiernos europeos no han sabido ordenar la vida de estas personas, como SI lo han hecho en países del Cono Sur de Sudamérica, donde hace lo menos 40 años los Alcaldes que se vieron ante la presencia de estas tribus nómadas, les convocaron y les señalaron que eran Bienvenidos siempre que aceptaran vivir en casas de material , enviaran los niños a las escuelas, y formaran parte del sistema de vida de la Ciudad. Y la primera medida puesta en práctica fue DOCUMENTAR a todos aquellos que carecían de una documentación legalizada.

Ese es el comienzo. El inicio de una buena convivencia. Saber quienes somos, cual es nuestro nombre y apellido, donde vivimos, quienes fueron nuestros padres.
Algo que con seguridad, los gobiernos europeos hacen lo posible por obviar .

Foto: Fiestas de la colectividad gitana en  Tirana.

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