EL AÑO DE LA CABRA



El pasado 19 de Febrero ingresamos en el Nuevo Año chino, regido por la Cabra, aunque el vocablo chino para cabra es yang, significa cabra, cordero o carnero. Quizá ese sea el motivo por el cual son representados como tríos. Tanta importancia tiene para los chinos esta representación, que el jesuita italiano Giuseppe Castiglione, pintor de la corte del emperador Chien Lung, de la dinastía Ching,pintó una obra donde representa tres cabras, que se conoce con el título de San yang kai tai. Es un mural que actualmente se exhibe el el Museo Nacional del Palacio, en las afueras de Taipei.
La cabra es un animal que se adapta perfectamente tanto a las praderas como a las zonas rocosas, siempre que encuentre allí alimento y no advierta peligros para si misma.
Según datos históricos, suele suceder que a la llegada del Año de la Cabra existan disputas y puntos de discordia que amenazan la paz mundial, sin embargo, ha sido en los años de la Cabra que se han logrado grandes tratados de Paz y la tranquilidad volvió al Orbe. Uno de ellos fue el acuerdo de Camp David logrado entre Israel y Egipto, el fin del apartheid en Sudáfrica y la terminación de la Guerra del Golfo Pérsico.
No obstante los líderes políticos que presiden algunos países debieran estar en guardia, porque los clásicos saltos de la Cabra pueden hacer tambalear a muchos de ellos.Se da el caso de gobernantes que aparentemente gozan de gran popularidad se vean desplazados del poder de forma inesperada. Se dice que si estos gobernantes se muestran renuentes a perder su cargo, van a correr serios peligros de perder sus vidas.
En el plano personal los nativos del signo de la Cabra son elegantes, poseen condiciones para el arte, y suelen ser muy amantes de la Naturaleza. Se dice que las cabras podrían ser el mas encantador de los signos, a no ser que son dominados por las dudas, lo que les hace pesimistas, inquietos e inquietantes.
Uno de sus aspectos mas positivos es la facilidad que tienen para entenderse con todo tipo de personas. Su aspecto mas negativo es ser o sentirse esclavos del tiempo y limitar sus objetivos. Casi nunca están contentos con su suerte. No son disciplinados ni tienen noción de la hora.
Tímidas, dulces, bondadosas, correctas, influenciables y sensibles, las mujeres del signo de la Cabra bien pueden ser la esposa ideal. No tienen sentido de independencia y se adaptan fácilmente a cualquier tipo de vida con tal que vean garantizada su seguridad.
Su vida sentimental es agitada: sus problemas amorosos son frecuentes pero todos carentes de importancia. Poseen una marcada tendencia a resguardar tras una muralla sus sentimientos y son muy pocos los que llegan a tener acceso a su mundo personal. Son introvertidos, y esta condición les lleva a la soledad y a pensar que sus vidas han sido estériles, cuando sienten el paso de los años.


Fuente: Noticias de la República de China.
Texto de Luis M. Chong.




Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola, Beatriz. Hola a todos.

Guapa cabra la que encabeza el post, sí. Aunque más creo yo se trate de un borrego, por lo fractal de la borra con que se viste. Pero como lo que interesa es el fondo del asunto, es decir, la conmemoración del año chino, y éste, como muy bien señalas, Beatriz, no hace distingos entre cabras y borregos, pues... te ha quedado de lo más propio.

Mas, si es lo propio de la cabra tirar al monte, triscar los peñascos, ascender a los árboles y/o cualquier otro lugarejo donde encaramarse y vivir su vida peligrosamente y de forma harto independiente; no así el borrego, más dado, como su sentido figurado indica, a lo convencional, conformista y adocenado, es decir, al calor del rebaño. Por cuanto no le acabo yo de ver la asimilación indistinta a una y otra especie (además, según parece, ni el mismo número de cromosomas tienen: 54, las ovejas; 60, las cabras).
A menos que en china no se den estas fundamentales diferencias, no entendería yo, la indistinción.

Sin ir más lejos, un servidor, cuyo nacimiento se ha producido a decir de los chinos bajo el signo de la cabra, no me encuentro a disgusto con la sociación, y ésta se adecua bastante fielmente a mi realidad carateriológica; en cambio que se me asocie al adocenado borrego no me hace ninguna gracia. Los corderitos, esos sí sublimes, los de mi tierra de campos y cereal barbechano, que aún no han probado otra cosa que la teta de su madre: espléndidos lechazos —corderitos lechales para el común— que bien asados en horno refractario de leña, o tendidos, su fino despiece, en cama de enrejado fierro sobre lumbre de sarmientos, es una de las mayores delicias gastronómicas que en este mundo pueden comerse.
Y como es fácil de comprender, no ansío el mismo fin que uno de estos, caso de pretender poseer tal excelencia.

Prefiero ser cabra. Pero cabra, cabra (tampoco me importaría ejercer de cabrón, mira tú), no cabrito, que alcanza, casi, las mismas cotas de sabrosura que su pariente lejano.
Yo, cabra. Queda claro ¿no? Pues eso.

Respecto a la sombra que proyecta este año sobre el devenir de la humanidad, hombre pues yo creo que el destino del hombre sí está escrito en las estrellas, pero que dé un paso al frente quien sea capaz de descifrar su lenguaje (y no de hablar por hablar, o de hablar para bobos). Cierto es que en las estrellas está ya nuestro destino. Mejor no saberlo; mejor construirlo, día a día, que no se nos quite la ilusión de nuestro protagonismo: seremos lo que queramos ser, a pesar de carbas, ovejas, tigres , ratas o dragones.

Pero, bah, en resumidas cuentas queda curioso y es entretenido esto de los calendarios astrológicos y signos zodiacales. si no fuéramos mortales, no obstante, nos importarían una higa.

Sea bienvenida la cabra, pese a todo, y esperemos que ejerza para bien.
Gracias, como siempre por proponer, Beatriz.

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