FORTUNA




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Las Leyes lanzaban los Destinos según estaban inscriptos en el Libro de la Vida. Cada Ser tenía un día y una hora señalada para ser parido. Fortuna fue lanzada en un día y hora tan exactos, que jamás Matemático alguno hubiera siquiera rozado la perfección surgida de sus natales cifras.
Las criaturas designadas a encarnar La Fortuna nunca llegan solas. Son acompañadas por dos Guías sapientes y sagaces que poseen el don de pasar desapercibidos entre cualquier muchedumbre.

Fortuna creció en una aldea africana de los antiguos dominios de la Reina de Saba. Eran familias de abolengo que se decían descendientes directos de la mítica reina y vivían en las cuevas que mayor frescura conservaban .

Llevada por sus Hados , Fortuna inició su apostolado saliendo a las ferias que se instalaban en los egidos de las ciudades populosas. Se apoyaba en alguna de las viejas y colosales columnas construidas por gente desconocida y mientras con la mano izquierda cuidaba de su propio manto, su mano derecha permanecía extendida en espera que alguien le donara una limosna. 

Fuesen los óbolos de plata gastada,de oro puro o de cobre, ella se inclinaba agradeciendo. Lo que nadie supo nunca fue que Fortuna otorgaba el don de su nombre a quienes la veneraban.

Marchó tranquila por los caminos, por las calles, siempre con su derecha extendida. Su belleza impactó en millones de ojos. Tanta prosperidad se extendió por el Continente africano, que Fortuna decidió hacerse a la mar para posar sus desnudos pies en tierras de personas infortunadas.

Así se enteró que la gente de su color era esclavizada.

Ella misma estuvo a punto de ser rematada en el Puerto de Marsella, si sus Guías no hubieran movido sus invisibles cordajes.
Primero la confundieron con una pitonisa y le rogaban que leyera sus manos. Fortuna acariciaba las manos que se le mostraban, las besaba con Amor y con la mirada de sus ojos de amatista cada uno marchaba de su lado sin imaginar el don que ella terminaba de legarle.
A pesar de los permanentes cuidados de los Guías, alguno descubrió los dones de Fortuna y cada mañana apenas amanecía, encaminaba sus pasos en pos de su presencia. Dejaba su óbolo y se alejaba.

Entonces sucedió que la bella Fortuna fue enviada a un mundo distante años luz de la Tierra, pero antes de ser llevada , pidió que su Don afortunado pasara a todas las personas que llevaran en este Mundo su color de piel y que al ser honrados por los blancos, concedieran a ellos la bendición.

No pudo saberse si este legado de Fortuna trascendió en algún sitio. Lo cierto es que a las puertas de los hoteles de lujo se volvió tradición que los porteros que recibían y despedían a los huéspedes tuvieran el aspecto  de  Fortuna,para que la Prosperidad siempre animase a sus clientes.


El legado de Fortuna continúa.

Ilustración: www.torreciudad.org.




Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola, Beatriz. Hola a todos.

Wow! que diría un sajón. Un lindo cuento para niños de esos que se sientan con ojos bien abiertos alrededor del cuenta cuentos, tan caros en esas latitudes donde tú sitúas, querida amiga, el orígen de Fortuna, lugar otrosí mágico donde dicen surgió la humanidad (y no solo fortuna).

Bonita genealogía para la Gran Dispensadora de Bienes.
Tornar el color tradicional de su piel (si nos atenemos a sus orígenes clásicos) no es más que ampliar el foco, realizar una toma panorámica (en el espacio y el tiempo), del origen de tan apreciada diosa inmortal.

Ese airoso tirabuzón mediante el cual el recuerdo de Fortuna, toda vez emprendido su viaje interestelar a otros mundos, queda en los porteros de los hoteles de lujo es de una sutileza etérea. Digno final par aun cuento fantástico incardinado en el inconsciente colectivo de la humanidad.

Gracias, Beatriz, por brindar el deleite.

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