SALA DE PROYECCIÓN







El Guía le hizo pasar a la sala. Tomó asiento en un sillón increíblemente mullido y enseguida se apagaron las luces y la película comenzó a rodar.


Se veía que la protagonista era una mujer principal. Presidía fastuosos desfiles. Los hombres de alto penacho se descubrían ante ella ,doblaban la rodilla y besaban su mano.

Aceleraron la película y la mujer apareció vestida de negro leyendo un mensaje importante. Su nuera había muerto en un fatal accidente.La gente en todas partes pensaba que “el fatal accidente “ había sido gestado en alguna de las oficinas de aquella empresa centenaria que ella presidía. Aunque no lo parecía, la protagonista estaba tragando sus propias bilis,mientras avanzaba con su discurso, porque todos los gerentes de sus infinitas empresas enviaban noticias de la conmoción que aquella muerte había causado y cómo en todos los países donde la empresa tenía sus tentáculos la gente armaba sus espontáneos homenajes a la difunta en la plaza principal y las flores se multiplicaban por kilómetros.

Aquél Amor que su nuera había despertado en las multitudes le tenía a ella y sus parientes las propias tripas revueltas. Ella estaba tragando de su propia medicina : indiferencia y desdén . Por primera vez en su vida se había visto sacudida , rechazada, despreciada, mientras se revelaban detalles de la trágica muerte. Y lo peor había sido tener que asistir a las exequias y permanecer de pie, aparentando ser la roca que había sido desde que se convirtiera en “la Firma” .
En el film quedaba todo crudamente narrado. Ya nadie se ahorraba sus malos pensamientos. Los exponían ante las cámaras de la T.V. sugiriendo que “ el accidente se había gestado en el entorno de la Empresa” . La gente la odiaba. Hielo puro le caló el Alma. Ella igual a las mujeres condenadas por crímenes probadamente cometidos.Una vulgar rea de los peores suburbios. Vacía como jamás lo estuvo.Se puso de pie sin que el Guía se lo sugiriera. Y sus pasos la llevaron a la puerta de salida. Se volvió para preguntar: “¿Están los protocolos ya dispuestos para recibirme?”

El Guía sonrió con generosidad. “Aquí no existen los protocolos. Estamos automatizados desde siempre” .


Hicieron pasar al siguiente de la fila. Era un tío dicharachero, que tanto gustaba hacer reír a los presentes como bromear señalando la tartamudez de uno,adjudicar apodos de los más cutres a los otros o reír de la vecina que entre los 40 y los 50 había tenido un bebé y él no tuvo mejor ocurrencia que largar aquella frase: “Ya que no éramos pocos parió la abuela!”. El guía le dejó expresarse mientras le conducía al mismo sillón del pequeño cinema. Comenzó a rodarse la película.

El nuevo espectador se vio a si mismo haciendo anotaciones en un grueso libro. Un poco después sus socios también se inclinaban sobre el libro y estampaban una firma. Luego se marchaban cada uno a continuar su tarea y cuando estaba seguro de no ser visto por persona alguna, borraba una de las tres cifras , la que le correspondía a él mismo y escribía con esmero una cantidad mas pequeña que la de sus socios y acto seguido firmó la conformidad.
Mientras observaba azorado las imágenes no llegaba a comprender cómo ni quien había filmado aquellos instantes, incluso mostrando los detalles de sus gestos y hasta sus sucias manos.

Había una escena que se repetía y repetía . Luego se vió en aquella discusión acalorada donde uno de sus socios le estaba aplicando lleno de rabia unas buenas trompadas mientras le acusaba de ladrón, de haberle robado todos esos años de esfuerzo, casi de esclavitud … La película continuaba en otro lugar, con otro libro de entradas y salidas. Y él siempre con un lapiz y una goma de borrar, luego que su eterno socio - su mismo hermano - firmara y firmara. En la última escena, se vió a si mismo discutiendo ásperamente con su hermano al que se veía realmente indignado gritando a viva voz:”Tramposo, tramposo, toda la vida fuiste un tramposo, primero con nuestro Padre, luego conmigo y con Alfredo, y yo infeliz de mí, que te creía inocente, y continué la sociedad contigo!” mientras le hacía retroceder por un pasillo atestado de mercaderías .De no haberse apartado de un salto hacia atrás, su hermano Darío le hubiera dado con mas rabia aún, otras regias trompadas. Por quien sabe qué extraño poder Darío se contuvo; se dio la vuelta y se refugió en su propia oficina. No pasó una hora cuando el protagonista del film cayó desde una escalera deslizable y allí mismo terminó sus dias en la Tierra.

-Por aquella puerta puede salir de la sala.

-¿Qué pasa ?- interrogó angustiado al guía.

-Aquí no pasa nada. El film nos lo dice todo.

Avanzó por un pasillo que se extendía más y mas hacia un punto difuso donde una luz grisácea dominaba. No supo cómo ni de donde surgieron otras sombras igual que él. Lo raro era no respirar. Unos instantes posteriores descubrió que tampoco caminaba pero una fuerza allí dominante le impelía a circular por el interminable pasillo.

Cuando fueron dejados bajo el dominio de la luz grisácea , muchos seres se movían como si danzaran. El mismo se movió en líneas diagonales chocando con los que allí estaban y rebotando como las pelotas de tennis. Era un juego, pensó.
Se chocó con algo que comenzó a batirlo, como si él mismo fuera un huevo caído en un bol inmenso . Se parecía a una máquina que había visto en una exposición de elementos para la gastronomía. Quiso pedir socorro y así comprobó que le habían quitado la voz.

Madre, madre!” clamaba para si mismo. Luego de un tiempo imposible de calcular su madre apareció como siempre. Tranquila, realizando sus labores de encaje. Miró por un brevisimo tiempo como él era batido y continuó la labor.

Mientras rebotaba a la velocidad de la máquina, la madre hizo un alto. Detuvo sus hábiles manos y con ternura le dijo:

Ninguno de la familia te podemos liberar. Has caído en la Máquina y ella está programada por las Leyes “.

(Continuará)

Foto: www.noticiasr17.com







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