EL CAZADOR




Habia una vez un cazador con tan excelente puntería, que su fama llegó a oidos del emperador Tongzhi,el cual lo hizo llamar a fin de preguntarle qué armas consideraba mejores para abatir los animales con el menor sufrimiento.
Viéndose el hombre en presencia del ser mas poderoso de la Tierra,se sintió tan intimidado que a duras penas respondió:
_ Es astucia del buen ojo!
Tanto impacto causaron sus palabras en el ánimo del emperador que lo nombró jefe de los cazadores de la corte y fué enviado de inmediato a la sastrería para ser vestido de acuerdo a su nuevo rango.
Abrumado por tan difícil cargo emprendió el camino de regreso a su casa, pensando de que modo incierto el Destino le había preparado aquella emboscada, obligándolo a cambiar de aldea, de condado, de costumbres ancestrales, para aprender los raros comportamientos de la gente que rodeaba al emperador. No se trataba tan solo de contentar a Tongzhi, sino también a su malvada madre, la emperatriz Dowager Cixi , la cual hacía caminar en puntas de pié y con gracia, a toda la corte, y era capaz de aparecer donde nunca se la esperaba.

A su llegada a la casa, quedó la mujer tanto o mas perpleja que él mismo, puesto que ella no apreciaba su afición a cazar tan bellos animales. Siempre lo había lamentado en silencio, y derramado lágrimas por aquellas criaturas cazadas por el hábil esposo. Con buenas palabras le hizo saber que no estaba en su ánimo abandonar aquel hogar humilde pero luminoso donde vivían, a mitad de camino entre el campo y la ciudad, entre el bosque y la pradera. De inmediato comprobó - para su alivio - que el esposo se sentía culpable de ser valorado por el interés del emperador, como desafiado en sus rústicas artes de cacería, puesto que no disponía mas que de un carcaj con flechas y un arco, heredado de sus antepasados.
El cazador comprendió que habian terminado las felices jornadas, con escudillas de arroz alcanzadas a través de la ventana por la jovial esposa.Sólo para que él descansara sobre la hierba, al sol, apreciando los cantos de los pájaros al atardecer.
Marchó pues a cumplir los designios del soberano, prometiendo regresar al hogar en toda ocasión que le fuera posible.

No le fué fácil adaptarse a las costumbres cortesanas. Los caballeros aficionados a las cacerías aceptaron su presencia cual bocado difícil de tragar , tan solo por lograr los favores de Tongzhi ,pero a partir de la primera partida de caza que le cupo organizar, aquellos hombres encumbrados reconocieron su mayor experiencia, el modo preciso y cuidadoso de preparar los elementos de la caza , y ciertamente , la precisión de su ojo al momento del disparo.
El emperador escogía los mejores ejemplares para su colección y permitía a los caballeros vanagloriarse de los demás trofeos,muchos de los cuales también eran embalsamados .
El Pabellón de Caza del soberano fué alojando cérvidos de magnífico porte, que eran la envidia de los príncipes mogoles y los de la Manchuria. Tan solo por admirar aquella galería de ciervos de Tamin o los ciervos de hocico blanco, se dejaban carcomer por la envidia y reconocían en su íntimo fuero la fuerza superior del poderoso monarca.
Muchas veces regresó el cazador al hogar,colmado de obsequios y de pequeñas piezas comestibles de faisanes y codornices, que preparaba en sus dias de ocio en un viejo caldero. En aquellos dias que permanecía en el hogar, arreglaba los tejados, limpiaba el pozo de agua,esquilaba las ovejas del rebaño que su mujer y sus hijos criaban en su ausencia.Y aún se permitió construír una modesta cabaña para albergar los trofeos mas bellos que había logrado conservar.

Al siguiente año no regresó para el Nuevo Año Lunar,no regresó para la fiesta de los Dragones, ni para la fiesta de las Luciérnagas. La ausencia del cazador fué notoria entre sus vecinos. Al principio su mujer se esforzaba en mostrarse tranquila, satisfecha con hacer brillar el piso de la nueva cabaña.No permitía que los niños jugaran en su interior.
Sus hijos aprendian oficios diversos. Guardaban reserva sobre la ausencia del padre. A cada vecino que viajaba con rumbo a la ciudad imperial , encargaban la misión de averiguar acerca del jefe de los cazadores. Nadie trajo noticias.
Luego Ru-Kien razonaba que ninguno en la aldea hablaba mandarín. ¿Como ser escuchado cuando se habla un idioma desconocido?
Intimamente se llenó de zozobras. Comenzaba a arrepentirse por no haber acompañado al marido a la ciudad imperial. ¿Habría su esposo caído en desgracia? Habría sido víctima de alguna conspiración en su contra? Perdido los favores del soberano ? Habría sido enviado a alguna guerra fronteriza? Se habría acaso liado con alguna doncella de los palacios imperiales?
Comenzó por enviar al hijo mayor a las comarcas vecinas, averiguando con discreción por las noticias que de tanto en tanto llegaban traídas por los viajeros. Ella misma cruzaba el bosque y encaminaba sus pasos,portando una pequeña cesta de vendedora de frutas, y aguardaba sobre un viejo puente el paso de algun caminante, para interrogarlo.

El sol fué destiñendo sus cabellos. Los vientos profundizaron los surcos de su frente. El cruel invierno le resecó los otrora húmedos interiores de su boca. Cada mañana retaba en voz baja a su espejo, por darle evidencia del triste final de los impetus de su juventud.Una mañana se levantó muy temprano y cepilló uno por uno los trofeos. Algunas lágrimas cayeron por sus mejillas y bailaron sobre aquellas criaturas tan hábilmente conservadas, que parecían estar llenas de vida, después de veinte años!
Estaba a punto de cerrar la pesada puerta, cuando una figura totalmente blanca, pasó a su lado a toda velocidad y desapareció en la penumbra de la cabaña en pleno mediodía. Ella quedó extasiada.
-Has vuelto ! Has vuelto! - exclamó inundada por una repentina alegría.

“No importa si ahora eres un fantasma” , dijo dialogando con él y en medio de un creciente alborozo hechó traba a la puerta para retenerlo . -

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hola Beatriz:

Bonito y triste relato,relato con un aire muy oriental,diría con una sensibilidad muy oriental.Esa mujer que lloraba por la muerte de esos bellos animales en el arte de la caza de su marido,se convirtió con el tiempo en su fantasma más íntimo.
Tal vez los cazadores se pierdan en un instinto primitivo, mientras que el llanto de esa mujer podría indicar sentimientos muy profundos.

Me gustó!!!,gracias!
Muchos besos,
Reyes
Anónimo ha dicho que…
Reyes: Parece que estos cuentos de fantasmas deben ambientarse en China,en los pasados siglos.

Besitos.

Beatriz.

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