BODA CON PEQUEÑO PRESUPUESTO

Las bodas son, en la mayoría de las grandes ciudades, una industria como cualquier otra, que mueve la máquina del progreso. Desde ese punto de vista es del todo aceptable.
Hace
poco una señora amiga nos obsequió un ejemplar de un magazine
dedicado exclusivamente a las fiestas de bodas y 15 años. Una
edición muy cuidada donde de un modo sencillo y práctico nos
asesora de quien es quien en este mundo de tanta belleza ,ya sea
por los modelos que lucirán las quinceañeras o las novias, las
madrinas,las señoras madres y abuelas, las damas del cortejo,
etc. etc. Desde las clásicas invitaciones del mas refinado gusto,
a las realizadas artesanalmente con papel reciclado, hasta las
mismas alhajas que lucirán , todo todo, condensado en un magazine
para advertir a los posibles clientes.
Los
problemas comienzan cuando uno da el primer paso y pide un
presupuesto. Por lo general nos ofrecen 2 o 3 opciones, tal
como suelen hacer otros profesionales – los arquitectos por
ejemplo - cuando realizan los planos para una posible obra que
vamos a construir. Esas opciones llevan la intención de
sondear cuales son las cifras que el cliente destina para el
emprendimiento.
Es
cuestión de saber elegir, de cotejar otros presupuestos, e incluso
de saber hasta donde estos organizadores de tales festejos
son personas confiables. Tampoco hay que desdeñar lo que
nosotros mismos imaginamos, porque al fin y al cabo se trata
de nuestro dinero y nuestra proyección social .
Mas
allá de todos los detalles que cada uno quiere imprimir en esa
circunstancia gloriosa como lo es festejar la
boda de alguno de nuestros hijos, queremos sugerirles un modo
práctico de sortear este evento, que fue lo que nosotros mismos
realizamos en dicha oportunidad.
Teniendo
presente que formamos parte de una familia numerosa, lo que
nosotros queríamos era compartir el momento de esta
consagración con cada uno de nuestros familiares, pero sin
hacer lo que se dice una fiesta , pero sí marcar el acontecimiento .
Para
ello recorrimos varias Parroquias y en cada una preguntamos si
tenían un salón que permitiera realizar un brindis y
compatir un lunch con la torta de bodas correspondiente. No fue
fácil, pero lo logramos.
De
modo que, la ceremonia fue al mediodía y a continuación nos
dirigimos hacia un salón que ocupamos junto a nuestros
familiares donde ya estaban distribuídos todos los elementos para
el brindis . El mismo diácono que ofició la ceremonia, dijo
unas breves palabras, se sirvieron unos muy buenos vinos, y
cada uno degustó lo que le apetecía. Fue un encuentro tan
caluroso , tan lleno de júbilo por parte de quienes lo
compartimos, que ha sido y será inolvidable. Transcurridas un par de horas saludamos a cada uno y nos marchamos rumbo al
aeropuerto, para iniciar nuestro viaje de bodas.
Sencillo,
emotivo, pleno de la cordialidad y los buenos deseos de
quienes compartieron ese instante de nuestras vidas.
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