GIOVANNI SARTORI

Giovanni
Sartori practica un deporte bastante común en nuestros tiempos:
gusta que la prensa – en especial – se ocupe de él. A sus
91 años , este florentino que es considerado “ profesor de
asombrosa cultura y uno de los máximos expertos en ciencia política
, es vivamente elogiado por los medios de la derecha, y hay
quienes sostienen que iguales simpatías despierta en las
izquierdas.
De
lo que Sartori no se priva es de lanzar sus críticas – si me
permiten – como solía hacerlo alguno de los personajes
interpretados por el fallecido actor italiano Alberto Sordi.
Según
Sartori, “Occidente no está dando la respuesta adecuada a Daesh
y desconfía de la capacidad de liderazgo de Obama”, del cual se
expresa haciendo constar que en sus años de profesor de la
Universidad de Columbia, en la cual estuvo inscrpto Obama, si
éste hubiera seguido los cursos que Sartori impartía, hubieran
sido «muy importantes para él, uno sobre teoría de la democracia y
otro sobre el método y el lenguaje en política, pero no asistió a
mis clases». Y con risa e ironía nos añade: «Si hubiera seguido
mis cursos no habría hecho tantas estupideces”.
En fin.
La modestia no es una virtud de Sartori.
También
le absorben sus preocupaciones acerca
de la “superpoblaciónh mundial”. Toma el caso de Níger, donde
el promedio de vida actual es de tan solo 15 años y “ de
continuar así en diez años será un país de niños, con millones
y millones de niños, un país en el que además el desierto
avanza”. Y agrega: “La
Tierra ha superado los nueve mil millones de personas. En un siglo la
población se ha triplicado. Es algo insostenible... ¿Dónde
meteremos los miles de millones que la Tierra no podrá soportar.
¿Los mandaremos a Plutón?”
Giovanni
Sartori en Septiembre de 2015 atacó con verdadero ensañamiento
al Papa Francisco a quien tildó de "farsante" y lo
criticó por su nacionalidad: "Tengo un prejuicio contra los
argentinos", aseguró. (Diario UNO , 2/ 09/ 2015, Mendoza,
Argentina )
Añadió
Sartori refiriéndose al Papa:
"Es
un lindo farsante. En honor a la verdad, tengo un prejuicio contra
los argentinos. No es lo que quiero, pero así son las cosas".
"Y él (por el Papa) es tramposo primero y después argentino
(...) A todos los italianos malos que había los hemos enviado a la
Argentina", agregó.
No
podemos dejar de señalar que Giovanni Sartori fue galardonado
en el 2005 con el Premio PRINCIPE DE ASTURIAS DE CIENCIAS
SOCIALES. Realmente nos perturba que se le haya concedido dicho
Premio.
Fuentes:
Angel Gomez Fuentes, Roma 1 / 01 /2016 – ABC, versión
digitales
D
iario UNO, Septiembre 2 de 2015 –Versión digital. Mendoza,
Argentina.
Foto: Gerardo Albarrán de Alba.
Comentarios
¡FELIZ 2016!
Vamos a ver, a Sartori le pasa con los argentinos lo que a tantos intelectuales españoles les pasa con la "herencia hispana" en América: que allí mandamos a lo peor, los bandidos, los exiliados, los reos de mil y un delitos, etc., etc., y claro, como resultado así se fraguó esa mala sangre que ha convertido al Cono Sur en destilado de todos los males.
Y es que a los italianos les pasa lo que a nosotros, los españoles: tras las pérdidas de los imperios, de las cenizas no quedó sino un complejo de culpabilidad que promueve la flagelación constante y tozuda.
No pareciera sino que tras aquella desmesura de civilización que fue el Imperio Romano, el patriotismo italiano quedó tan deslavazado y disgregado que ni con Garibaldi pudo reconstituirse (la Historia nos lo enseña).
Estos liberales (sean masoquistas italianos, engreídos ingleses, o inexistentes franceses o alemanes) es lo que tienen, disparan contra todo lo que se mueve fuera de las confusas fronteras de su democracia liberal (entelequia que se esfuerzan durante toda su vida en identificar, muriendo sin conseguirlo). ¿Consecuencia? siendo sus últimas intenciones loables, como nunca las alcanzan, se quedan en eso, meros intentos, elucubraciones y especulaciones. Por el camino dejarán, y eso es lo peor, un rosario de desatinos, porque, en esta vida, ya lo enseña nuestro refranero, no se puede estar en misa y repicando.
Por eso, amiga mía, de los grandes hombres, quedémonos con sus grandes ideas, y obviemos al hombre en sí, que, por lo general (salvo honrosas excepciones), suele ser bastante más pequeño que aquéllas. Y cuando en vez de la inteligencia social que poseen, habla en ellos el ser individual que son, las miserias suelen salir a la superficie, porque, ya lo sabemos, la mierda por imperativo de su menor densidad suele flotar.
Ejemplos de estas luminarias que junto a brillantes destellos expelen humo renegrido tenemos a millón (y no cito para que nadie se sienta ofendido por su omisión en la lista).
Un abrazo a todos.