A OCHO MINUTOS DE MADRID
“A
mí no me gusta ser un ladrón y seguir así de sucio, yo quiero
trabajar limpio y coger mi dinero para mi casa”. Habla uno de los
298 niños que viven en el poblado chabolista El Gallinero (Villa de
Vallecas). Una infancia nómada entre deposiciones, basura, ratas,
serpientes y una violencia extrema que tratan de evitar inútilmente.
La ONG Save
the Children y
la Universidad
Pontificia de Comillas presentaron
ayer un informe en el que equiparan la situación de este enclave, a
12 kilómetros del centro de Madrid, con la que padecen las
poblaciones de países africanos como Nigeria o Etiopía.”
“En
El Gallinero hay 298 niños que malviven como en Nigeria o Etiopía”
Luis
Javier Gonzalez – Madrid, 9/ 12 / 2014
El
País, versión digital.
No
es la primera vez que nos ocupamos en este blog de EL GALLINERO, como
se le conoce a este asentamiento ubicado en Villa de Vallecas,
Madrid.
Los
integrantes de este asentamiento no son hispanos. Padres y niños
proceden de Rumania. Alrededor del 78% de sus habitantes son
adultos en edad de trabajar, y se los considera analfabetos
funcionales.
Los
asistentes sociales que han investigado la situación de estas
personas nos indican que 13 de 95 familias reciben la Renta
Mínima por Inserción, una suma equivalente a 484 euros y otras
14 familias la han solicitado .
Las
parroquias de la zona encargadas de efectuar el reparto de
alimentos, lo realizan dos veces al mes. Estas familias” estan
completamente aisladas, a 35 minutos de los servicios públicos”
, manifiesta el Director del Instituto de Familia de la Universidad, Fernando Vidal.
No
solo la situación se agrava por el hacinamiento de las viviendas,
sino por la escasez de agua, ya que existe un solo lugar para
aprovisionarse de agua para toda esta comunidad. Son los niños
quienes se encargan de transportar a diario los bidones de agua.
Tampoco tienen servicios de recolección de la basura, por lo que
la zona se halla infectada de desechos, roedores y toda clase de
alimañas.
Lo
que sí hay que destacar los altos niveles de escolarización y
asistencia a clase por parte de los niños de EL GALLINERO. Lo
cual es posible dada la colaboración de voluntarios que brinda “
apoyo escolar en un barracón del enclave “ lo que contrasta con
la criminalidad latente en la zona.
Debemos
señalar por nuestra parte que las familias de estos 298 niños,
proceden de Rumania, país que formara parte de la órbita de la
desaparecida URSS y que fuera gobernado entre 1974 y Diciembre de
1989 por Nicolás Ceauçescu. No se trata de personas que
desarrollaron estudios en escuelas de Artes y Oficios, ni se
graduaron en Universidad alguna. La miseria ha sido la constante
tanto de este grupo de familias, como de otros del mismo origen. Si
han elegido quedarse en España es porque dentro de la paupérrima
situación de esta gente, digamos que la Gracia de Dios les ha
inclinado a permanecer aquí.
Convengamos
que llevar a este grupo humano a vivir no digamos en el siglo XXI,
sino al menos en el último decenio del siglo XX no es tarea fácil.
En primer lugar porque se debiera destinar un grupo de expertos en
guiar a los adultos a desarrollar aprendizajes para luego dedicar su
tiempo y esfuerzo a un trabajo digno que cambie sus hábitos, y
les haga madurar en muchos aspectos que hasta ahora ni siquiera
ellos han percibido.
Lo
ideal sería organizarlos en talleres para despertar su interés
en alguna actividad productiva, siempre guiados por personas
expertas en este tipo de situaciones. Lo primero que hay que
rescatar es la auto- estima, la valoración que se debe a si mismo
cada ser humano.
Es
cuestión de mucha buena voluntad, de mucho diálogo y de ofrecer a
esta gente proyectos que les motiven para integrarse de un modo
positivo a nuestra sociedad.
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