AQUELLAS MUJERES



Hace apenas un siglo, muchos de nosotros tuvimos Abuelas que en pleno invierno europeo, nevando copiosamente, pasadas las 10 de la noche debían salir a buscar al marido, el cual seguía apoyado sobre la barra del bar mas dormido que despierto.

No era fácil sacar de allí al hombre pasado de copas y con su inmenso mar de alcohólicos mareos, que unas veces se caía y ella debía luchar contra el Atlántico y el Cantábrico juntos, para lograr poner de pie bajo la nieve, aquel peso de hombre medio muerto y algunas veces le debía arrastrar por el trecho mas endemoniado del camino . No se quejaban, porque a sus vecinas y parientas les ocurría otro tanto. Y como decían cuando se encontraban entre las piedras del río, enjuagando la ropa : “ Y gracias que tenemos un hombre en la casa!”

Total que el hombre de la casa no estaba casi nunca. Siempre tenía algo que hacer en casa de un compadre, o en el pueblo comprando alguna herramienta que se le había perdido quien sabe dónde. Y los que se dedicaban a comprar animales para engorde, se pasaban la semana fuera de casa visitando a los que criaban animales para el mercado.

Luego la vida de la aldea era tan alegre ! Siempre había algo para enterarse: De cómo el marido de Doña Ulalia había llegado a casa lleno de piojos. Y apenas la Ulalia le dijo: “Ande te has metido que vienes habitado  de piojos??!!” , entró el hombre con su sarta de palabras que no eran salidas precisamente del catecismo de la doctrina cristiana!

Esa bruja de la casa junto al puente! Ya me le voy a arrancarle la melena si hace falta!” , dijo el marido piojoso de Doña Ulalia y montando otra vez sobre el único caballo que tenían se fue casi volando a ensartar a la bruja si hacía falta.

Y cuando golpeó la puerta de la casa de la bruja ( según lo dicho por el marido de la Ulalia) Le dijo a la mujer: “Sácame los piojos que me has puesto, bruja de merde, o te pateo la puerta de tu casa y te desnuco !”

Ay, non, non meu fillo! Vete ,que antes que llegues a tu casa se habrán muerto todos los piojos !!”

Palabra de bruja: no le quedó ni un solo piojo abrigándose en su ropa.

Brujas no existen. Pero entre nosotros, haberlas haylas.

 Ilustración: es.123rf.com



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