Carlos Slim

Anda con er tío este!! Sa puesto a decí que las crisi atraen oportunidáe.
Queso e tan viejo, tan rancio , que hasta la doña Manuela se lo sabía! Y cómo , la muy condená.
Pa que te aprendas, shico. Lo que mapasao a mí por un zapayo.
Mismito por un zapayo que no solo era descomuná de tamaño, y peor crecío, que no habíase forma de yevarlo. Eso mapasao por comedirme.
Ibame por una calle deste mundo, mondo y lirondo aquél día, u sea felíz, cuando la Doña Manuela se venía camina que te camina por delante de mí, yevando al mardito zapayo. Y la tal y cual ya era viejecica y quien sabe quien le había regalao er zapayo,y se lo yevaba ora poyada en la diestra, ora en la siniestra mu malamente. Tonce me lacerqué y le dije:
-Pande vá con ese zapayo maltrazao?
-Pa mi casa, hijo – má contestao.
-Deme – le digo - le daré una manita pa yevarlo, pero solo hasta la calle principá, que yevo prisa. Y me lo he cogido ar zapayo.
Que fue arzarlo y darme la cuenta que lo mejó era obligarlo a que se caminara solo.
Pero se lo yevé , una cuadra, dos cuadra, ocho cuadra.
Un kilometro. Y nose acabó ahí la cosa. Quentuavía se lo tuve que subí ar mardito zapayo hasta er segundo piso, quel edificio ande vivía la doña Manuela no tenía asensó.
Pero er caso fue que en de mientras se caminásemos por la caye principá me ha venío contando sucesos de su puta vía. Y mese ocurre preguntá a qué se dedicaba .
-Pues a comprá casas de ahorcados- ma respondío mu oronda.
-QUESESO!! – he gritao con er repeluco en la piel de la conmoción.
-Que vasé! La gente que se ha metío en hipotecas y no ha pagao y le sacan su casa a remate . Y ahí me presento y compro por un cuarto del valor.
-Qué mal, pero que mal!!- exclamé.
-Mira hijo, si no compro yo otro comprará.