Er Jardín

Tenemo lo humano una Patria común: er Jardín.
De lo primerito que se meviene al recuerdo, é un jardín donde se habían tóos los colores y tóos los aromas.
Que mi Mare entraba en la casa con sus ramos pa tóos sus cacharros , y era la embriaguez de los sentíos. Y que te cuento cuando caía er día de mi cumpleaños. Entre la oló der shocolate y de las flore , te subías menuíto como los ángeles las escalas der Cielo!
Y al yegarse er tiempo de los racimo moraos de las uvas y de la fló de la higuera, mi Mare me aprendía a comé con suavidá, deleitandome con su fina miel.Eso era mismito er Olimpo!
Si habré visitao jardines! Si habré leído jardines, como los Jardines de Oro de los Incas. Tanto me ha roído los coco esto jardines, que me fuí al Machu Pichu cuando naides llegaba, cuando las agencias del turismo ternacioná recién sespabilaban con las ruinas de la ciudadela oculta del Imperio Incaico.
Hay que verlo. Ar mismo borde del precipicio la han levantao. Que tu te miras esas piedras, y es de no crée.Esos constructores tenían la locura geniá. Pero cuando descubres la fortaleza de Sacsahuamán, te ves enano en cuerpo y arma!
Mesejantes moles de piedra, quién les dió ese destino? No eran gente como nosotros. Quitateló de la cabeza. Que si fueron gigantes o que fueron, vaya uno a sabé, pero que te dan la güelta, te la dan.
Por necio que te seas, tienes que pensá. ¿Quien pudo levantá estos colosos de piedra?
Piensa. Piensa. Que tú no puedes y yo menos que tú. Pero ahí están, igual que las Piramides del Egipto.
Que ni tenemos idea del pasao de la humanidá. Pero nos han dejao hueyas por tóos laos. Hace unos nueve mil años, un pueblo que se conoce como “Chinchorro”, que habitó la zona costera del Desierto de Atacama, en el Norte de Chile, nos ha dejao las momias más viejas de que se tenga noticia. Tres mil quinientos años más antigüas que las del Egipto.
Como decía er Rey Salomóm: No hay nada nuevo bajo er Sol.